El trayecto por ferrocarril entre las ciudades de Vigo y Oporto es aprovechado a diario por turistas y viajeros de múltiples nacionalidades, tanto para iniciar su periplo por el país vecino como para desembarcar en la ciudad lusa y desde el aeropuerto Francisco Sá Carneiro coger un vuelo de regreso a sus naciones de origen.

Desgraciadamente, uno de los turistas que viajaba en el tren Celta siniestrado ayer en la localidad pontevedresa de O Porriño no tuvo la oportunidad de continuar su aventura por la península Ibérica. Se trata de uno de los cuatro fallecidos en el trágico accidente, un ciudadano estadounidense de mediana edad cuyo nombre no ha sido facilitado y del que solamente ha trascendido su lugar de origen, California.

Varios compatriotas suyos lo acompañaban de camino a Oporto en el convoy siniestrado ayer por la mañana a pocos metros de la estación de tren de O Porriño. Los tres vagones del tren Celta de Comboios de Portugal también transportaba, además de a españoles y portugueses, a viajeros de Alemania, Brasil, Uruguay, Argentina, Filipinas y Chile.

De hecho, entre los heridos también se encontraban otros ciudadanos estadounidenses. Uno de ellos viajaba junto a su esposa que tras ser atendida en el improvisado hospital de campaña en la estación -necesitó que se le vendase la cabeza- tuvo que ser trasladada a uno de los hospitales de Vigo para una exploración más amplia. La confusión de los primeros momentos fue tal que su marido no la encontraba hasta que finalmente desde el 061 se le informó de que había sido trasladada al hospital.