Los recursos para la cooperación al desarrollo son, sin duda, víctimas de la crisis y la necesidad de las administraciones de meter la tijera al gasto. Entre 2011 y 2014, la aportación de Galicia a la lucha contra la pobreza en otros países apenas superó los 18 millones de euros. No llega ni al 3% de lo desembolsado por los Ejecutivos autonómicos, alrededor de 649 millones, con lugares destacados para Andalucía, con 192,5 millones, casi el 30% del total; y para País Vasco, unos 151 millones (23%).

La Xunta pasó de gastar 5,762 millones en 2011 a 5,264 millones en 2012, para luego, en 2013, desplomarse hasta los 3,6 millones y 3,43 millones en 2014. Un recorte del 40,5%. Y no fue ni mucho menos la autonomía que mayor ajuste aplicó a la partida, que en el conjunto del Estado acumuló un descenso del 48,7%. Los mayores descensos están en Castilla-La Mancha (91,8%), Madrid (88,55) y Cantabria (82,8%).

De lo gastado por la Xunta, más de 1,1 millones de euros fueron para administraciones públicas; 429.000 para empresas particulares; y 16,5 millones en ayudas para las ONG.