El cambio climático ha provocado un aumento del número de días cálidos y un descenso de los más fríos. Según el Observatorio de la Sostenibilidad para mediados de siglo la subida de la temperatura será de 2,5 grados en verano y de dos en primavera. El informe Atlas del Cambio Climático, emisiones y evidencias por Comunidades Autónomas elaborado por el observatorio alerta de que este fenómeno provocará alteraciones en la biodiversidad al afectar a la flora, la fauna, los ecosistemas marinos y la productividad de los cultivos en la comunidad gallega.

Los expertos advierten de que el cambio climático afectará a especies forestales como el eucalipto debido a que las altas temperaturas favorecerán que algunas plagas como el Phoracanta semipunctata o el Gonipterus que se ceban con esta especie se propaguen con más facilidad. Es decir, si ahora suelen concentrarse en zonas soleadas y de media altitud podrían extenderse a otras áreas a las que no llegan en la actualidad. El estudio añade que algunos árboles, en concreto los que menos resisten el calor, podrían desaparecer. Investigadores gallegos ya han observado que se han producido adelantos entre una y cinco semanas en la floración y retrasos de una a diez semanas en la caída de la hoja en especies caducifolias como el castaño o el sauce. También se ha adelantado desde 1970 la llegada de las golondrinas a Galicia en 14 días, mientras que la migración se ha retrasado en torno a 19 jornadas.

La otra cara de la moneda son las plantaciones de vid que, por el contrario, se verán beneficiadas por el cambio climático. Además de aumentar el territorio apto para su plantación, habría más posibilidades de diversificar las variedades de uva y tipos de vino. El único pero se daría en las variedades tradicionales de la zona al perder calidad debido a que están adaptadas a climas más frescos.

El aumento de las temperaturas también provocará que los incendios que cada verano asolan los montes gallegos en el futuro sean "más rápidos e intensos". El informe recoge que la vegetación tardará más en recuperarse porque las llamas consumirán más materia orgánica. No solo serán más intensos sino que -explican- aparte de concentrarse en los meses de verano se extenderán al mes de marzo y al invierno en días sin lluvia. Este empeoramiento se ha constatado en los índices de peligro que definen las condiciones de inicio y propagación del fuego desde la década de 1960.

El cambio climático, según el Observatorio de Sostenibilidad, también traerá modificaciones al medio marino. Por ejemplo, será más habitual ver peces marinos típicos de latitudes tropicales y subtropicales como la corneta colorada, al mismo tiempo que se reducirá la presencia de otros más comunes en las aguas gallegas como la sardina o el pulpo, lo que causará un descenso de sus capturas. En el caso de la reducción del rendimiento y la pérdida de calidad de los mejillones de batea la causa no es el aumento de las temperaturas sino el periodo de vientos del norte. En los últimos 40 años se ha duplicado el tiempo de renovación del agua en las rías, que provoca que también haya el doble de días en los que no se puede extraer este molusco por la presencia de microalgas tóxicas.

Galicia comparte con las comunidades de la región eurosiberiana -toda la cordillera Cantábrica- problemáticas comunes. Es el caso de la desaparición del urogallo cantábrico, que ha perdido el 70% de sus poblaciones en la comunidad gallega, Asturias y Castilla y León en los últimos 30 años. Algo similar ocurre con el salmón atlántico, que de los 43 ríos en los que solía encontrarse ya solo aparece en una veintena de la costa gallega y cantábrica.