Una letra, sólo una letra, y tan delgada como su figura, reclamaba al escritor y académico coruñés Wenceslao Fernández Flórez el coro Cántigas da Terra hace 67 años. Tan sólo una 'i' para hacer justicia y restituir a la muiñeira la vocal perdida en el Diccionario de la Real Academia Española. Una simple 'i' de la que los académicos la habían dejado huérfana y triste, y cuya "integridad vernácula" defendía con ahínco el propio autor de El bosque animado.

Corría el 10 de junio de 1950 y el presidente de Cántigas da Terra, José Luis Bugallal Marchesi, aprovechó la visita al coro del célebre escritor para que hiciese valer ante la Academia su influencia y se cambiase en el Diccionario el nombre del baile gallego.

"Sucede que el Diccionario de la Lengua Española este vocablo figura huérfano de la primera de sus 'ies', quedando, tristemente, en muñeira y sin raíz conocida, como un vocablo inclusero", expuso el presidente de Cántigas, que utilizó todos los argumentos a su alcance para que se subsanase el error.

"Yo me permito creer que la Real Academia, como tal, corporativamente, no ha visto bailar una muiñeira como la que vosotros vais a contemplar ahora. De lo contrario, estoy seguro de que la inserción de la 'i' no hubiese suscitado la menor discrepancia en el seno de la corporación", lanzó el presidente.

"La cosa está clara", continuó con una coreografía de 'ies': "En primer lugar, no hay muiñeira sin gaita; en segundo lugar, no hay gaita sin punteiro ¿Qué sería -estremece imaginarlo- una gaita desprovista de punteiro en la que tan sólo el roncón sonase? Pues bien, en la locución gallega muiñeira, el punteiro es la 'i' y la 'u' es el roncón. Con lo que, al desaparecer el diptongo por evasión de la 'i', la dicción ha perdido su prístina gracia saltarina".

"Ya no es, pues, la muiñeira jocunda, exultante de nuestras romerías y foliadas, sino un baile sin nervio y sin donaire, que no incita al amor ni a la malicia. Porque esa 'i' que al vocablo le falta es, además, el aturuxo que da vigor y lozanía a nuestra danza", siguió argumentando con ardor Bugallal.

"Devolvedle, por tanto, a la muiñeira la vocal perdida", reclamó en nombre de Cántigas da Terra, "la más genuina expresión del sentimiento musical de nuestro pueblo", dijo. Antes de que los bailarines empezaran el baile, rogó aún a Fernández Flórez que "alcanzase aprehender esa fugitiva 'i' que todo buen gallego descubre al punto entre los giros y trenzados de la danza", la llevase a la Academia para que abriesen el diccionario por la página 875 de su décimo sexta edición y, "allí abajo, en la tercera columna", fuese insertada "delicada pero firmemente entre la 'u' y la 'eñe' de muiñeira."

La vigésima tercera edición (2014) del DRAE incluye el vocablo con su doble 'i', pero no como voz única. Como si se una solución salomónica se tratara, figura la entrada muiñeira, y remite a muñeira.

En la correspondiente a muñeira dice: "Del gall. muiñeira; propiamente 'molinera". En su primera acepción, "baile popular de Galicia y "son con que se baila la muñeira" en la segunda.

Quizá no hizo falta el arreglo que proponía entonces Bugallal si venían mal dadas: "Y si por parte de los académicos ajenos a Galicia hubiese oposición, no vaciléis en apelar a la estrategia envolvente de nuestras armas más sutiles: pactáis con los andaluces y les ofrecéis vuestros votos para la sanción de cualquier andalucismo, a cambio de que ellos sumen los suyos a los que emitáis vosotros en favor de la 'i". Se ve que entonces también había grupos de presión.

Cántigas conmemora este año su centenario, como las Irmandades da Fala, y, el jueves, 1 de diciembre, reunirá en el Teatro Colón a sus antiguos coristas en una gala.