Más de 134,6 millones de euros desembolsará el próximo año la Xunta por obra pública que ya está en servicio, pero que la Administración autonómica no empezó a pagar a las constructoras hasta su puesta en funcionamiento y además con un plazo de hasta 2040 para saldar la deuda. De esta partida, casi el 17% -un total de 22,5 millones- serán para costear la autovía de A Costa da Morte, la infraestructura estrella del Plan Galicia comprometida por el Gobierno de Fraga tras la catástrofe del Prestige en 2002. Tras casi ocho años en obras, con tres licitaciones de por medio, una denuncia de sobrecoste y un recurso judicial, la Xunta de Feijóo abrió este verano al tráfico 27 kilómetros de la autovía, entre Carballo y Baio, ya que el tramo de 17 kilómetros hasta Berdoias fue paralizado después de que la adjudicataria no lograse crédito para construir todo el corredor comprometido para vertebrar A Costa da Morte tras la marea negra que en noviembre de 2002 tiñó de chapapote más de 3.000 kilómetros de costa, desde la desembocadura del Miño hasta el litoral francés.

Para la autovía de A Costa da Morte, las cuentas autonómicas reservan el próximo año 22,53 millones de euros. Además, el presupuesto de la Axencia Galega de Infraestructura recoge un presupuesto de 250.000 euros el próximo año para la vía de alta capacidad Baio-Berdoia, que asciende a 6 millones como previsión en 2018, otros ocho en 2019 y seis más en 2020 y siguientes. Las cifras previstas para 2018 para afrontar la factura del corredor ascienden a 23,09 millones, una cantidad similar en 2019 (casi 23,6 millones) y más de 553 millones en el ejercicio 2020 y siguientes. El desembolso total previsto entre 2017 y 2038 es de 621,7 millones.

Del cheque de la Xunta para abonar obra pública que ya está en servicio, siete cada diez euros se irán para sufragar el hospital Álvaro Cunqueiro, que se estrenó en julio de 2015: 23,8 millones por el canon anual para financiar la construcción del edificio y la prestación de servicios no sanitarios y 41,9 millones por inversiones en el complejo.

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Aparte de la factura del Cunqueiro, la Xunta tiene que hacer frente al cheque de la vía rápida de O Barbanza, 11,9 millones; la vía rápida de O Salnés, 5 millones; la A-52 con la frontera portuguesa, 8,9 millones; y la autovía Santiago-Brión, 11,3 millones. Además de 9,3 millones por la adquisición o alquiler de equipos de alta tecnología hospitalaria en toda Galicia.

Según consta en el proyecto de presupuestos, la Xunta terminará el próximo año con 2.722 millones comprometidos hasta 2040 en esta fórmula de pago en diferido, una fórmula muy habitual en las administraciones para acometer obras millonarias, en momentos de escasez económica. Las empresas adjudicatarias se encargan de la construcción, pero el contrato también suele incluir la conservación de la infraestructura y la búsqueda de financiación.