Más allá de las repercusiones sociales obvias, los economistas coinciden en señalar el "invierno demográfico" como el principal problema que hoy padece la economía gallega. El mayor reto de futuro. La pérdida de habitantes y el envejecimiento de la población restan en casi todo lo imaginable para evitar que la comunidad se achique. En la disponibilidad de mano de obra, sin garantías para el relevo generacional y las cotizaciones sociales que cubren las cada vez más numerosas pensiones; y en el consumo, que es un motor fundamental de la riqueza en un territorio: comprar lo que las empresas producen para que puedan seguir en activo, crear empleo y que unos y otros paguen los impuestos que financian los servicios públicos.

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