De Madrid al Ebro. Las grandes batallas de la guerra civil española (Galaxia Gutenberg) es el último libro de Jorge M. Reverte. Un libro escrito a cuatro manos, con su hijo, Mario Martínez Zauner, que puso todo lo que a su padre, "el mejor historiador militar español", según Antony Beevor, le impiden las consecuencias de un ictus.

-La guerra empezó con un golpe de Estado y ninguno de los contendientes sabía en lo que se embarcaba, escriben.

-En principio, los rebeldes, este grupo de generales conspiradores, diseñan un golpe que debería tener un éxito casi inmediato, una operación que debería converger en Madrid desde distintos puntos, sobre todo desde el Sur y desde el Norte, y lo que pasa es que la resistencia y la fuerza popular -más que la de la República- detiene ese avance hacia la capital y el conflicto se convierte en una larga guerra civil.

-Según algunos historiadores, Franco pretendía que la guerra se prolongara y fuera larga.

-Sí, varios historiadores sostienen la tesis de que Franco quería alargar la guerra con el fin de reprimir y exterminar al enemigo, pero al estudiar el desarrollo del conflicto intentan tomar Madrid directamente tres veces y, al no conseguirlo, hacen otros dos intentos, Jarama y Guadalajara, y, ante el fracaso, Franco decide plantear la guerra de otra manera. Que alargara la guerra para reprimir no tiene sentido, primero porque tenía prisa por acabar la guerra debido a la situación internacional y en segundo lugar porque reprimir iba a reprimir igual al acabar la guerra, y eso es lo que hizo.

-El Ejército se alineó con Franco y pocas fuerzas fueron leales a la República.

-Al principio, parte de la Guardia de Asalto y de la Guardia Civil se quedan con la República y tienen un papel bastante importante en esa resistencia al golpe. Y a las milicias populares, una vez que el Gobierno decide darles armas. También tuvo el apoyo de la Armada, lo que obligó a Franco a pedir la ayuda de la aviación alemana e italiana para que su ejército africano cruzase a la península.

-¿El papel de Negrín?

-Al principio, no, pero luego su papel será fundamental a la hora de organizar el ejército republicano, que lo hará con la ayuda del general Vicente Rojo. La idea del presidente Negrín es prolongar la guerra hasta que comience la II Guerra Mundial y, de hecho, su lema es resistir es vencer. Al final esa idea de resistir resulta descabellada.

-Sostienen que hubo una especie de ensayo de guerra previo.

-Al principio lo que se plantea es cuál va a ser el escenario de la guerra, dónde triunfa el golpe y dónde no. Y es a partir de la toma de Madrid donde ya se puede hablar de una guerra propiamente dicha, que se va a dar en diferentes escenarios y entre ejércitos de grandes masas, con material bélico moderno suministrado por las potencias y con mandos profesionalizados: El Jarama, Guadalajara, el norte, Asturias, Brunete, Belchite, Teruel, Castellón, el Ebro, Valencia y Cataluña.

-¿El libro contiene algún hallazgo o nuevas fuentes?

-Recoge hallazgos anteriores como documentos del Estado Mayor Central que evidencian las intenciones de cada uno de los bandos y sus estrategias y confirma la teoría de que Franco quería tomar Madrid desde el primer momento. Incluso tiene problemas con sus generales, que critican su capacidad militar y estratégica uy su incapacidad para tomar la capital. O documentación como la que halló mi padre sobre la participación de Santiago Carrillo y los anarquistas en los fusilamientos de Paracuellos.

-Iba a ser un libro de la historia de la guerra y al final es de las grandes batallas.

-Sí, porque al dividir la guerra en grandes batallas se obtiene una compresión del conflicto singular. Al principio me parecía que podía resultar algo deslavazado pero es todo lo contrario. Hemos podido periodizar el conflicto en cuatro etapas: el avance hacia Madrid y los intentos de tomarla, el desarrollo de la contienda en el norte y la contraofensiva republicana en Brunete, la campaña en Aragón y Levante, que acaba con los rebeldes dividiendo en dos el territorio republicano, y la última etapa, que es el intento republicano de dar un vuelco a la guerra con la batalla del Ebro y termina con la victoria de los golpistas. Al final, sí, es una historia de la Guerra Civil.

-¿Cómo ha sido la colaboración con su padre -con severas secuelas de un ictus-, al margen del trabajo de documentación?

-Hay partes de sus libros anteriores, otras que escribí yo con documentación aportada por Ignacio D'Olhaberriague y otras que hemos escrito juntos, o sea que ha sido un libro a cuatro manos. Intenté escribir con el estilo de mi padre, un estilo periodístico, en tiempo presente, con muy pocos adjetivos, muy directo y muy dinámico.

-Acaba de concluir una tesis doctoral sobre los presos del tardofranquismo, ¿será su próximo libro?

-Eso espero. En principio, en un año o año y medio, debería salir.

-¿Qué aporta?

-Recoge testimonios de luchadores antifranquistas de toda pertenencia y cómo sufrieron la detención y tortura en la Dirección General de Seguridad y cómo se organizan en la cárcel para resistir y reivindicar su condición de presos políticos.