La DGT se propone acabar con las retenciones y los cierres de la A-8 cada vez que los bancos de niebla o los vientos huracanados impiden la circulación por la autovía que une Galicia y Asturias a su paso por el Alto do Fiuco (Lugo). Para ello ha ideado un sistema automatizado y guiado, que se estrenó ayer y que será gestionado desde el Centro de Gestión de Tráfico del Noroeste (CGT), con sede en A Coruña. El nuevo dispositivo permitirá desviar de manera automática a los conductores atrapados por la niebla o las fuertes rachas de viento en este tramo conflictivo de la Transcantábrica -entre los kilómetros 545 y 550- a través de paneles de señalización y balizas que le servirán de guía para entrar en la N-634. En verano, el nuevo sistema sumará un semáforo para señalizar la prohibición de circular por el tramo afectado por las malas condiciones meteorológicas. Aquellos conductores que lo rebasen, serán multado en un futuro.

"Se trata de una mejora en la seguridad de los conductores y también de los agentes y personas que intervienen en los cortes [de tráfico]", aseguró ayer el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, durante la presentación del nuevo sistema en el Centro de Gestión de Tráfico del Noroeste, en la que estuvo acompañado por el director del CGT, Ramiro Martínez; la coordinadora de la DGT en Galicia, Victoria Gómez, entre otras autoridades. Hasta ahora, desde que se detectaba la presencia de niebla, se tardaba una hora en realizar el desvío hacia la N-634 a través de los medios materiales y humanos, con la colocación de elementos como conos en la carretera. Desde la apertura de la Transcantábrica en febrero de 2014, hubo hasta 880 horas con una visibilidad inferior a 40 metros -lo que conlleva el cierre de la autovía en ese tramo- y más de 1.770 horas de desvío efectivo, tiempo que se reduciría a apenas 900 horas con la automatización estrenada ayer.

El nuevo sistema, cuyo coste ronda los tres millones y medio de euros, incluye paneles de mensaje variable, dos radares de tramo ya instalados, señales luminosas en la calzada y semáforos de foto-rojo para denunciar a los conductores que se los salten cuando la circulación esté prohibida en la vía. La sanción asciende a 500 euros y acarrea la retirada le cuatro puntos del carné, si bien en un primer momento no se aplicarán las multas.