Está ensayando su próximo estreno, El sermón del bufón, un montaje que proyectará los fragmentos más relevantes de sus obras con singulares reflexiones sobre la belleza y la transgresión, los tabúes de la modernidad, el estímulo que ejercen los enemigos o la realidad como supremo objetivo del arte. Aunque está en Jafre, uno de los primeros municipios catalanes que se mostró partidario de la independencia, desde el otro lado del teléfono responde el ocurrente y librepensador Boadella de siempre.

-¿Nunca imaginé que acabaría predicando?

-Uno siempre predica en el escenario, es el destino de mi oficio. Esta vez de una forma más directa y dando la cara. No escondido detrás de autores.

-Seguro que si hubiera una iglesia de bufones, sería el Papa.

-Tengo una duplicidad entre la parte esencial del niño que hay en mí y la madura, ahora casi en la vejez. Una divergencia entre uno y otro que aprovecho para construir una duplicidad de personajes.

-¿Es El sermón del bufón?

-Es un acto insólito de nuestro teatro.

-¡Caray!

-Hay gente que ha hecho monólogos y escritores que han contado su vida en el teatro. Lo que no ha sucedido nunca es que un artista, que es director, actor y dramaturgo al mismo tiempo, pueda contar eso en el escenario. Yo puedo no solo contar mi obra, sino enseñarla. Puedo contar el porqué, el cómo y ver que está ligado absolutamente a mi vida. Es insólito porque no es un acto de ficción, es la realidad absoluta.

-También repasa las producciones de Els Joglars.

-Las producciones de Els Joglars están hechas con unos actores que interpretan unos personajes. Yo solo me interpreto a mí mismo y por momentos situaciones que viví con otros personajes.

-¿Por ejemplo?

-Interpreto la primera entrevista con Pujol, desdoblando entre Pujol y yo.

-Jordi Pujol es un personaje muy de Boadella. Estará disfrutando con las investigaciones a él y sus hijos, ¿no?

-Sobre todo después de ver que lo que dije ha resultado veraz. Por ejemplo, en una escena aparece Pujol con sus niños y los maletines que se abren y caen los millones al suelo. Cuando lo hice en el teatro, pensaron que me pasaba.

-¿En Ubú President?

-En el segundo, Ubú President o Los últimos días de Pompeya.

-Que enfadó mucho al pujolismo y la burguesía catalana.

-Siempre que he podido, he enfadado a todo el mundo.

-¿El sermón del bufón es un diván donde Boadella repasa su vida teatral?

-Es un show donde en un momento me colocó en un púlpito y empiezo a decir cosas que a muchos les parecerán transgresoras, pero al mismo tiempo divertidas, sobre el arte moderno, mi propio gremio, políticos, etcétera. En otro, me interpreto a mí mismo en distintas actuaciones mías, y discuto conmigo mismo. Un show con la diferencia de lo veraz, porque todo lo que allí digo es auténtico. Algunas de las cosas sorprenderán, porque he conocido a todos los presidentes de Gobierno y he hablado muchas veces con el Rey.

-¿Y con Bárbara Rey?

-No. En temas femeninos he sido de una castidad ejemplar.

-¿Cansado del procés?

-Desde una mirada teatral es muy divertido. Ves el ridículo ajeno?, y a los comediantes se nos va la mano con esas cosas. Ahora me gustaría ser un comediante norteamericano, con un personaje tan fantástico como Trump. Pero desde el punto de vista cívico, me parece lamentable que hayamos acabado aquí peleándonos entre las familias y gente de la cultura. Eso es lo más grave que lleva a las peores consecuencias.

-¿La realidad siempre supera a la ficción?

-Sin duda. En los ochenta jamás hubiera imaginado que esta sociedad llegara a estos límites.

-¿Igual algunos de quienes le incordiaban se han moderado y votan al PP o Ciudadanos?

-Ciudadanos no es un partido ultra, su cualidad más relevante es que no sabes exactamente bien dónde está situado. Tiene sus inconvenientes, y enormes ventajas.

-¿Qué quiere ser de mayor Albert Boadella?

-Vivir con armonía, que no se desarmonice la vida. Que nadie me joda el ritmo.