El presidente de la Diputación de Lugo, Darío Campos, y el alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, comparecieron ayer para anunciar el regreso de este último a la disciplina del grupo provincial socialista y, de paso, su retorno al gobierno provincial, como vicepresidente y delegado de Vías, Obras y Parque Móvil.

Después de catorce meses de desencuentros, reproches cruzados y expresiones altisonantes por parte de unos y de otros, Darío Campos aseguró que al menos su relación personal con Manuel Martínez nunca dejó de ser "cordial", más allá de las diferencias políticas o del claro enfrentamiento del alcalde de Becerreá con los que fueron, dejaron de serlo y vuelven a ser sus compañeros de grupo.

En una multitudinaria rueda de prensa, Campos aseguró que ha llegado el momento de "poner el cuentakilómetros a cero". De hecho, reconoció que seguramente tanto él como Manuel Martínez habrían actuado de forma diferente si volviesen a aquel instante del mes de junio en el que el alcalde de Becerreá, dolido por haber sido vetado como presidente, votó por sí mismo y facilitó la llegada al poder de la popular Elena Candia.

Por su parte, Martínez hizo una valoración "positiva" del acuerdo alcanzado con el Partido Socialista para regresar a la disciplina del grupo provincial, porque al final se cumplieron las mismas condiciones que él había puesto en su momento para apoyar la moción de censura que le arrebató la presidencia de la Diputación al Partido Popular. Básicamente, lo que pedía Martínez era ser vicepresidente y asumir las delegaciones de Vías, Obras y Parque Móvil, que ahora llevará dentro del Área de Xestión Territorial, un trabajo por el que percibirá una dedicación exclusiva.