El rural gallego ha pasado en los últimos años por más épocas de vacas flacas que gordas, la última de ellas la que se cebó desde hace justo dos años con el lácteo gallego por la desaparición de las cuotas europeas. Galicia cuenta con 32.983 explotaciones de vacuno -tanto de leche como de carne- según los últimos datos de Instituto Galego de Estatística (IGE) relativos a 2014, lo que supone casi la mitad que las 58.396 contabilizadas diez años antes. En este periodo la cabaña también se ha reducido, pero en menor proporción. En concreto en un 15%, al pasar de las 644.814 reses de 2004 a 549.094.

La despoblación del rural ha provocado la falta de relevo generacional en muchas granjas, lo que unido a la recesión y las pérdidas por los bajos precios de la leche ha obligado a medio millar de ganaderos a echar al cierre cada año. Conscientes de que la unión hace la fuerza en tiempos de crisis, pese a la reducción de instalaciones y animales, se ha incrementado en un 45% el número de vacas por granja, de 11 a 16. En el caso del lácteo, Medio Rural destaca que en el último lustro -desde 2011 a 2016- unas 796 se unieron para integrarse en sociedades y crecer. De hecho, el número de animales por explotación láctea pasó de 31 a 50.

Esta tendencia se da en todas las provincias si bien destacan los casos de Pontevedra y Ourense, donde el número de reses en cada granja se ha duplicado hasta alcanzar una media de 13,5 y 12, respectivamente. Sin embargo, la mayor cifra se da en Lugo con 19,3, mientras que en A Coruña se acerca a la media gallega, con 16. El aumento en la década 2004-2014 es de un 49% en la provincia coruñesa y de un 34% en la lucense.

Si se comparan estos datos con los de principios de siglo -2001 es el primer año del que hay estadísticas- las explotaciones de un centenar de ayuntamientos gallegos -la tercera parte- perdieron tamaño, un porcentaje que en A Coruña alcanza cuatro de cada diez municipios y en Pontevedra la mitad. En las provincias del interior de la comunidad esa proporción no llega al 20%. De los 214 concellos en los que de media, las granjas sí ganaron tamaño medio, destacan una treintena en la provincia de Ourense -el 30% del total- en los que el ganado de cada granja aumentó mas del doble. En Quintela de Leirado, por ejemplo, el número de reses se multiplicó por diez, al pasar de 7 a 77 vacas por explotación. Y eso que el municipio cuenta con solo 231 animales repartidos en tres granjas, una quincena menos que hace en 2001. Destaca también Verea, con 17 instalaciones agrarias con ganado bovino y con una veintena de reses en cada una, cuando a principios de siglo no había más que tres.

No solo los casi 9.000 ganaderos que viven del lácteo han visto mermados sus ingresos por la crisis de precio de venta de leche, sino también las restantes granjas destinadas a la cría de reses de carne. De hecho, estas explotaciones ubicadas en su mayoría en las montañas de Lugo y Ourense dependen hasta en un 60% de las ayudas europeas de la Política Agraria Común (PAC) para sobrevivir, mientras que las dedicadas a la producción láctea dependen mas de la evolución del mercado.

Algunas granjas de carne además reciben una partida específica de la Xunta -unos 20 millones de euros este año- para el pastoreo y la ganadería extensiva a los agricultores y ganaderos que permitan compensar las "desventajas naturales" de las zonas de montaña de Galicia. Además de los ejemplos anteriores, se encuentra en esta situación un solo concello de A Coruña: el de Betanzos con un 249% mas de vacas por granja -de 3 a 9- pese a la pérdida de 28 instalaciones. Y también un único ejemplo en Lugo. Se trata de Burela que cuenta con una única granja con 11 animales, cuando hace más de una década contaba con 17 con cuatro vacas en cada una. En Pontevedra están los casos de A Lama, Covelo y Arbo, donde cada granja ha duplicado su cabaña.

Pese a estos incrementos la media en estos ayuntamientos es pequeña y no supera la decena de animales por explotación. Ocurre lo contrario en un 12% de los ayuntamientos gallegos que superan la media de 16,6 reses.

En A Coruña, Curtis cuenta con 25 animales por instalación; en los de Mesía, Mazaricos y Trazo son 23; uno menos en Arzúa; Aranga y Vilasantar se quedan en 20; Ponteceso y Negreira en 18 y Touro en 16,9. En Pontevedra, Dozón y Rodeiro el tamaño medio es de 21 y en Lalín, por encima de la cifra gallega, de 17,5. De los 22 municipios lucenses con explotaciones mas grandes que la media gallega lideran el ranking Pol con 35 vacas por granja y Portomarín y A Pastoriza con 30. Y de los 12 concellos ourensanos que superan la media autónomica, se sitúa en la cabeza Montederramo con 28,5 reses.