La que está siendo la primavera más seca de la historia -solo en abril de 1982 se registraron tan pocas lluvias como el mes pasado- ha causado pérdidas millonarias en el campo gallego, aumenta la probabilidad de incendios y provoca escasez de un recurso cada vez más limitado en la capa freática -a 15 metros de la superficie-. Esta situación de déficit hidrológico en Galicia se ha agravado en los últimos años por los episodios de sequía cada vez más frecuentes, el aumento de la demanda en los hogares, un consumo en ocasiones irresponsable y las deficiencias en la red de suministro.

La subida de las temperaturas y una atmósfera más caliente están detrás de la merma de los recursos disponibles en los ríos de España en general, y Galicia en particular. Un déficit hídrico en el que también influye el aumento de la demanda, según el informe de Ecologistas en Acción avanzado por este periódico Consecuencias cambio climático sobre la disponibilidad de agua en España, tras la firma del Acuerdo de París. Desde el colectivo ecologista, advierten de que en zonas como Galicia, donde el agua es más abundante que en otros territorios, el recurso se cuida menos.

Uno de los factores que pone de manifiesto la escasez de agua en Galicia es la profundidad a la que hay que llegar en la actualidad para lograr un pozo de calidad, que tienen que duplicar o incluso triplicar los metros excavados en relación a hace unos veinte o treinta años.

Los periodos de sequía en Galicia se repetían con una periodicidad de un decenio. Sin embargo en los últimos años este plazo se ha reducido. A la registrada en 2006, le sucedió la de 2012. Y la última se produjo el año pasado y desde enero de 2017 la Xunta mantiene activada la prealerta por sequía.