En 2011 el Gobierno gallego puso en marcha un nuevo sistema para controlar el horario de los empleados públicos de la administración general. Se trata de la implantación de tarjetas digitales que conectadas al ordenador indican la hora en que el funcionario se sienta en su mesa. Seis años después, el modelo aún no se ha completado y actualmente siete de cada diez trabajadores de la Administración autonómica están controlados mediante este dispositivo. Este porcentaje de aplicación relega a Galicia al furgón de cola de las comunidades, según el informe elaborado por el Ministerio de Hacienda y Función Pública.

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