El 12 de agosto de 2010 a Elvira González y a su familia la vida les dio un duro golpe. Su hijo Rodrigo y su compañero de brigada, Julio Martínez da Silva fallecían mientras trataban de sofocar un incendio forestal provocado en el municipio de Fornelos de Montes. Su familia siempre mantuvo la convicción de la existencias de "despropósitos y deficiencias" durante ese operativo. Tras muchos años de batalla judicial, siete concretamente, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia concede parte de la responsabilidad de las muerte a la Xunta, sin embargo reconocen que no es suficiente.

-Esta resolución deja el caso judicialmente cerrado, entiendo que para ustedes eso es imposible.

-Por supuesto, yo no puedo estar tranquila y menos cuando hay responsabilidades sin establecer, porque a la Xunta solo se le responsabiliza de que no estuviera preparada la motobomba. Me duele que la sentencia diga que mi hijo murió por irse por el sitio equivocado, quién los mandó estar allí cuando no tenían los medios ni tampoco la formación para extinguir esos incendios. A mi hijo y a su compañero los dejaron solos ante el fuego.

-Ustedes siempre defendieron que hubo negligencias en el operativo de extinción y ahora el TSXG sí concede gran parte de la culpa a otros actores que no son su hijo.

-La actuación fue una sucesión de despropósitos desde el principio hasta el final. Estaban fuera de su jornada de trabajo y no tenían ni agua para ir hasta allí. Su labor era la de actuar de cortafuegos o limpiar el bosque, nunca abordar un incendio de esa magnitud. Ellos solo hicieron lo que les mandaron, les echan la culpa a ellos pero ¿y el capataz que los dejó allí solos mientras iba por la motobomba? Creo que quedan muchas responsabilidades por depurar en este asunto.

-Personalmente y al margen de este fallo judicial, seguir con el día a día tras un suceso así no debe ser fácil. ¿Cómo se encuentra usted y su familia?

-No hay día en el que no piense en ellos, te trastoca la vida por completo. Las secuelas, la dificultad incluso para tratar con las amistades, todo. A nosotros nos dan igual 3.000 que 30.000 que 3 millones de euros en indemnizaciones, a mi hijo ya no me lo devuelve nadie. Lo que me indigna es que en la sentencia no queda reflejada la responsabilidad en la que concurrió la Xunta en este dispositivo.