-El apego en Galicia a la tierra, ¿hace que las normas de urbanismo se infrinjan más y se haga lo que uno quiere en su terreno?

-Esa es la vieja concepción romana de la propiedad. Si cada uno pudiera hacer lo que quisiera en su propiedad, esto sería un destarifo. Lo peor es que muchos responsables públicos de administraciones, sobre todo ayuntamientos medianos y pequeños, no le dan demasiada transcendencia. En el mejor de los casos, miran para otro lado mientras hacen la casa, se cierra la terraza o se levanta un ático encima de la cubierta. Esto responde a una falta de conciencia social del espacio público.

- ¿Se ha erradicado ya con la disciplina del t ú ve haciendo ?

-Todavía queda mucho camino por andar. Muchos alcaldes son los que te dicen: 'yo tengo aquí un señor que quiere invertir tanto y para que lo pueda hacer necesita una modificación del plan'. Antes de que se vaya al municipio o provincia de al lado, le dice 'tú ve haciendo que antes de que lo termines espero tener aprobado el plan entonces te podrá regularizar ese tema'. Pero hay muchos casos que no se pueden regularizar. Y en cualquier caso, nadie se puede anticipar a la legalidad.