Los sindicatos convocantes de la huelga, CCOO, UGT y CIG, eran conscientes que el éxito del paro dependía de la presencia de los piquetes en las cocheras y en las principales estaciones. Sobre todo, porque la Xunta había fijado un 100% de servicios mínimos para las rutas de los autobuses escolares y un 40% para las regulares. Y desde primeras horas de la mañana estuvieron presentes en los principales lugares de entrada y salida de autobuses. De ahí que las terminales de A Coruña, Lugo, Vigo, Pontevedra, Ourense, Ferrol y Santiago registrasen una escasa actividad.

Desde primeras horas de la mañana los piquetes impidieron la salida de los autobuses en la estación de A Coruña. No hubo actividad durante el día y en los andenes solo había piquetes, conductores charlando y los autobuses parados.

En Pontevedra solo pudo salir un autobús, y lo hizo escoltado por la policía, mientras que de Compostela partieron dos y de Vigo también un solo servicio, con dirección a Oporto y tras el desalojo de un piquete.

En la comarca de Santiago, los buses urbanos no circularon hasta media mañana, y después lo hicieron con menos frecuencia que los servicios mínimos estipulados. En Lugo, un piquete de una veintena de miembros de las tres centrales sindicales permanecieron apostados en la estación de autobuses para impedir la entrada y salida de los vehículos.