Galicia arranca el verano con sus cuencas fluviales y embalses cada vez más sedientos. Tras la tercera primavera más seca de la historia y ante la previsión de una época estival de escasas lluvias y altas temperaturas, la comunidad gallega afronta su séptimo mes en situación de prealerta por sequía, después de que la Xunta la activase por primera vez en pleno invierno el pasado enero. El cambio climático y el déficit hídrico de los últimos meses han situado el caudal de los ríos gallegos en mínimos históricos, con un 15% menos de recursos disponibles que hace dos décadas, y han provocado un descenso en la ocupación de las presas. Aunque no están en valores tan bajos como en otras comunidades, con una media de la ocupación en el conjunto del país del 58,8%, los niveles de los embales del área Galicia-Costa, la demarcación gestionada por la Consellería de Medio Ambiente, están al 74,93%, un dato que convierte la reserva actual en la más baja desde el año 2011 -entonces no llegaba al 71,2%- y más de seis puntos por debajo de la media de la última década en la comunidad, situada en 81,35%.

En el caso de las presas de abastecimiento, la ocupación es más alta (96,12%, la menor también desde 2011 -en el arranque del verano de ese año se quedó en 88,3%) que en las presas hidroeléctricas (72,78%, frente a la media de la década que supera el 86%).

Ya en 2008, el Observatorio de la Sostenibilidad en España advertía en su Informe del Agua que España consumía agua por encima de los recursos de sus cuencas, que cada vez eran más escasos debido al efecto del cambio climático. Galicia no ha sido una excepción y afronta episodios de sequía cada vez más frecuentes.

El nivel de déficit hídrico es tal que la Oficina da Seca, dependiente de la Consellería de Medio Ambiente, decretó hace ya siete meses la situación de prealerta por sequía y ha aplicado las primeras restricciones para evitar el despilfarro de agua y el abastecimiento en pleno verano pese a la falta de lluvias y el calor previsto para los próximos meses. Ya a mediados de mayo, la Xunta acordó no autorizar captaciones fluviales para riego de jardines o de obras ni para la limpieza de fuentes por parte de los concellos de la Demarcación Galicia-Costa para así no agravar los efectos de la sequía. Ese mismo mes, remitió instrucciones a los ayuntamientos para que restringiesen el uso de agua en la limpieza de calles y riegos, así como limitar el llenado de las piscinas. Además, emplazó a los concellos a "intensificar las labores de mantenimiento de la red de abastecimiento para minimizar las pérdidas de agua y realizar una optimización del funcionamiento del sistema de abastecimiento". Con el agua que pierde Galicia en un año por fugas o averías en la canalización, se abastecería una comunidad como Andalucía todo un mes.

La situación de déficit hídrico es más preocupante en la zona del Miño-Sil, que no alcanza el 66% de ocupación. Ya la semana pasada, el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Marín, aseguraba que el abastecimiento de agua está "garantizado" para las grandes poblaciones que cubre la confederación, como Lugo, Ourense o Ponferrada pero no para los "pequeños núcleos".

EVOLUCIÓN

En el conjunto del país, 2017 es el año del siglo XXI con menos agua embalsada al comenzar el verano y el noveno desde hace más de 40 años, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Así, desde 1976, el año en el que la reserva estaba más menguada en estas fechas, en concreto al 40% de su capacidad fue 1995. Le siguen 1992, con un 46%; 1993 con un 48%; 1982 con un 49%; 1976, con un 51%, 1993 y 1984, con un 52%, y 1989, con un 53%, según el balance hídrico del departamento dirigido por Isabel García Tejerina.

En el caso de Galicia, el valor más bajo de la última década se registró en 2011 (una ocupación del 71,19%), seguido de 2006, con un nivel del 73,64% y, finalmente, este año, con apenas el 75%. En el resto de ejercicios, la práctica totalidad se movió entre una ocupación del 80,4%, registrada en 2008, y casi el 91%, de junio del ejercicio pasado. La media de la década en el arranque del verano se situó en el 81,35%.

Las reservas en los embalses de abastecimiento en la comunidad también son los más bajos de los últimos seis años, con un nivel de ocupación en la actualidad del 96,12% frente al 88,3% de 2011. En pleno mes de junio, las presas que abastecen a las ciudades y localidades medianas de Galicia se situaron en la última década con valores superiores al 97% o incluso por encima del 99%, con la excepción de 2011 (88,3%), 2006 (90,3%), 2007 (95,81), 2008 (96,9%) y finalmente este ejercicio (96,12%).