El próximo día 30, En Marea cumplirá un año desde su nacimiento, pero antes, el 15, llegará a su segundo plenario inmersa en un choque interno que evidencia que el espíritu de partido de "unidad popular" se aleja cada día para dar paso a un funcionamiento como un conjunto de siglas, una coalición "de facto" rechazada antes de las elecciones autonómicas de septiembre para integrar a Podemos.

Cada vez son más las voces en el seno de la izquierda rupturista que, en privado, reconocen la instalación de un funcionamiento regido por las marcas internas que se unieron para dar el sorpasso en votos al PSdeG, con un empate a 14 escaños, y liderar la oposición. El enfrentamiento generado por el papel de Luís Villares ha derivado en un escenario de difícil integración.

El magistrado se alió con los sectores minoritarios en el plenario de En Marea de comienzos de año para lograr la portavocía orgánica que le vetaban sus hasta entonces compañeros de bando interno, giro que derivó en una declaración de guerra de Marea Atlántica y la dirección de Anova, así como críticas de EU. Se llegó a fijar el plenario del 15 como fecha para tumbar la dirección por incumplir el programa interno sobre cargos y orientación política que había ganado las primarias, paradójicamente, con Villares de punta de lanza de unos documentos que le impedían ser portavoz.

Sus hasta entonces compañeros se negaron a integrarse en la coordinadora del partido tras la maniobra de Villares y esa echó a andar con dos miembros del colectivo Cerna, que provocó la escisión de dos diputadas en AGE la pasada legislatura, en puestos relevantes. La dirección de Anova está que trina ante el ascenso de quienes abandonaron sus filas -Mario López Rico y Consuelo Martínez-. El coordinador de la permanente y su número 2, Raúl Asegurado, lo dejó claro ayer en las redes sociales. "Para integrar hay que tener legitimidad y generosidad. Siendo la correlación de fuerzas un panorama de traidores, tránsfugas... no pinta bien", espetó en aludión a los dos citados miembros de Cerna. Recientemente, López Rico también lamentó la falta en las filas de En Marea en el Congreso de "una persona tan clara e inteligente como [Joan] Baldoví", de Compromís. Los mensajes evidencian no solo un choque político, sino también las apertura de cicatrices personales.

Asegurado se refería al primer intento de acercamiento de Villares a sus ahora enemigos, ampliando la coordinadora de 11 a 15 miembros, oferta rechazada, aunque "no tiene caducidad", según aclaró ayer el exmagistrado, que tachó de "infundadas" las críticas recibidas por adelantarse al plenario en su propuesta de paz interna.

A dos semanas del plenario, el escenario ha cambiado, pues Anova ya se ha desmarcado de la confrontación a la que había llamado Marea Atlántica incluso a través del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro. "Ir a un debate de nombres o a tumbar la coordinadora es alejarnos más de lo que En Marea dijo que iba a ser. Hay que hablar de proyecto y no de nombres", proponen las voces que aún confían en enderezar el rumbo hacia esa meta de unidad. La mayoría de integrantes del espacio rupturista consultados reconoce que la coalición de organizaciones se ha instalado ya en su seno como guía de funcionamiento.

Podemos ha dejado claro que no renunciará a su identidad, a pesar de haber cedido en las autonómicas y enterrar sus siglas. La dirección estatal ha enviado un documento a sus diputados de En Marea -7 de 14 que se sumaron a la candidatura "a título individual"- para dejar claro que los considera cargos morados a todos los efectos, a pesar de la fórmula jurídica adoptada en los comicios. Esa directriz también será recibida por los inscritos que tiene en las diferentes mareas municipales. Incluso en el tema de las aportaciones salariales de los diputados, el acuerdo económico anunciado por En Marea a finales del año pasado ha quedado en papel mojado y negocia con Podemos un reparto diferente.

Mientras, Esquerda Unida le pide "diálogo" a Villares, a través de su coordinadora, la diputada Eva Solla, pero sus socios perciben un paso atrás para esperar acontecimientos. El fantasma de conversión en un "Unidos Podemos" en versión galaica amenaza a En Marea.