El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, volvió a invocar la "unidad" durante su intervención como delegado regio en la ofrenda al Apóstol, un acto en el que reivindicó la democracia como una "herramienta para ordenar la convivencia aún no igualada".

El mandatario defendió que España "garantiza el autogobierno de sus nacionalidades y regiones" y que son "innumerables los motivos para sentir el legítimo orgullo de pertenecer a una nación sin cuyo concurso la historia estaría incompleta".

"Necesitamos voluntad y decisión para que esta obra no se malogre por culpa de egoísmos", advirtió, y por ello considera que "la razón ha de estar respaldada por la ley, y la ley por la razón". Enfatizó esa "voluntad y decisión para no claudicar ante quienes predican la desunión o se abandonan al pesimismo".

El mandatario aludió también al terrorismo, enmascarado de "forma falaz en ideas religiosas, o en la defensa de tesis nacionalistas". También incluyó "la violencia ejercida contra las mujeres " como otra "forma de terrorismo".

Mirar hacia Europa

Por su parte, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, defendió en su homilía no "olvidar el legado de nuestra historia", en alusión a Europa, que, dijo, "nos ofrece valores e ideales suficientes y necesarios para la construcción de una sociedad solidaria y esperanzada".

Reivindicó que la historia "espiritual y moral" de Europa "ofrece más elementos comunes para construir una auténtica comunidad que elementos divergentes", conscientes, eso sí, "de una pluralidad compleja más allá de un pluralismo irreconciliable".

Tanto Feijóo como Barrio invitaron a la solidaridad con los refugiados (el mandatario matizó, en todo caso, que "no suponen una amenaza" con una "política prudente y eficaz de acogida") y tuvieron palabras en memoria de los fallecidos en Angrois.