Representantes del sector pesquero español denuncian la "actividad ilegal" de al menos cinco buques boniteros de bandera francesa (alguno, según las mismas fuentes, de capital nacional) que fueron localizados en los últimos días con el AIS (Sistema de Identificación Automática) apagado mientras faenaban en aguas de competencia española -concretamente a menos de doce millas de la costa asturiana-, algo prohibido para los buques extranjeros.

El avistamiento de los boniteros de pabellón galo, que no están autorizados a faenar a menos de las citadas doce millas de la costa, sembró la alarma en el caladero nacional Cantábrico Noroeste en el que pescan las flotas boniteras de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, además de otros segmentos de la bajura.

La presencia de estos barcos movilizó a la flota asturiana, que puso el hecho en conocimiento de la Secretaría General de Pesca sin que, hasta el momento y según el sector, la denuncia surtiese efecto. Los denunciantes apuntan a los boniteros galos Margueritte, Neptune y Mary Christo 2 como los más avistados en aguas españolas.

La situación se repite para los pescadores españoles pues en la campaña anterior, el año pasado, el sector ya denunció que barcos pelágicos de bandera francesa, irlandesa y alemana realizaban en el Cantábrico Noroeste sus capturas sin las limitaciones exigidas a los buques nacionales. Estas obligaciones se refieren tanto a las cuotas como a los días de pesca y el uso de instalaciones portuarias en días festivos y fin de semana, de forzoso descanso para la flota local.

Fuentes del sector aseguran que los cinco boniteros franceses, además de pescar de forma ilegal en aguas prohibidas, venden sus capturas en las lonjas españolas, lo que preocupa a los barcos nacionales, que ya notan un descenso de los precios del bonito subastado, hasta ahora "aceptables". La especie se comercializó a entre 5 y 5,50 euros por kilo, cantidad que descendió alrededor de un euro desde la aparición de los pesqueros franceses, según fuentes del sector.

Forma de actuar novedosa

La presencia de los buques galos en este caladero no es una novedad, aunque sí lo es, según los armadores españoles, que lo hagan dentro de las doce millas de responsabilidad española. Este es el motivo por el que los afectados demandan que la Secretaría General de Pesca actúe con urgencia, antes de que empeore la situación.

El sector denunció el año pasado que la pesca con redes pelágicas causaba estragos en especies que no son objetivo de las embarcaciones comunitarias, ya que las pescaban y después las devolvían al mar. Los boniteros acusaron a los arrastreros pelágicos de detectar su localización mediante el AIS para acceder a las zonas donde capturan la especie y desplazar a los barcos gallegos para después vender el producto en los puertos de A Coruña, Burela o Celeiro. Esto motivó que el Gobierno vigilase el caladero y la retención en septiembre de 2016 de dos arrastreros pelágicos franceses en A Coruña para comprobar si habían cometido alguna infracción mientras faenaban en la costa gallega.

El sector insta a las autoridades nacionales a poner coto a este tipo de "desmanes" del mismo modo que lo hacen las francesas con algunos barcos españoles "que también incumplen las normas comunitarias en aguas de Francia".

Los pescadores vascos, por su parte, se mostraron ayer satisfechos con las capturas de bonito en el ecuador de la campaña. El presidente del pósito de Vizcaya, Iñaki Zabaleta, explicó que la pesca de la especie va "bien" para la flota de cacea aunque se ralentizó para la de cebo vivo. Los barcos gallegos, asturianos, cántabros y vascos capturan actualmente la especie en el golfo de Vizcaya, por lo que las distancias que tienen que recorrer no son muy grandes y el gasto en combustible es menor.