Rejonazos, Franco y Venezuela como armas arrojadizas y demostración del rol asumido por cada bando parlamentario. El pleno extraordinario previo al inicio de las vacaciones de sus señorías mostró dos momentos de tensión y permitió al presidente de la Cámara, Miguel Santalices, evidenciar su particular forma de dirigir las sesiones, despidiendo al popular Pedro Puy con un "cinco veces gracias", los avisos que le lanzó para que concluyese.

Al margen del debate ideológico, cada bancada mostró sus cartas. Villares enfatizó el rupturismo de En Marea con una intervención en que tiró de retranca para criticar la gestión de las visitas al pazo de Meirás por la Fundación "Adolfo Hitler". "Perdón, quería decir Francisco Franco, que es mucho más elegante y democrático que Adolfo Hitler", espetó antes de reprochar al PP la falta de apoyo a la búsqueda de víctimas del Golpe de Estado y su anuencia ante la decisión de que sea la citada fundación la que dirija las visitas al pazo de Sada "expoliado" al pueblo.

Más tarde, Puy contraatacó citando el apoyo de miembros de En Marea al Gobierno de Venezuela, cuya "represión" denunció. Solo su mención alteró a diputados rupturistas, mientras otros, habituados a esas alusiones, mantuvieron inalterable el rictus.

Leiceaga y Pontón se ajustaron al papel ejecutado en lo que va de legislatura. El primero evitó el tono duro contra la Xunta, algo que le afeó hace semanas la presidenta de la gestora socialista. La segunda tiró de experiencia para colar su mensaje y criticar que Feijóo acatase el veto de Fomento a ceder la AP-9.