Aunque no existe información concreta del impacto en Galicia y con las distancias con las que hay que tomar cualquier comparación ante otros territorios del país de mayor dinamismo económico, los datos sobre la importancia del turismo de congresos en el conjunto del Estado permiten hacernos una idea de por qué este segmento es uno de los más deseados por las administraciones públicas en la comunidad en sus políticas hacia el sector. En 2016, solo entre los viajeros nacionales, movió más de 355 millones de euros, con un gasto medio al día por cada participante de 172 euros. Es, además, una golosina para ayudar a la desestacionalización y un perfil de cliente que busca la excelencia en el trato. Justo lo que busca el turismo gallego.

El desembolso comienza en la organización. Más de la mitad de las jornadas celebradas en Galicia tienen como sede un pazo de congresos, según el estudio reciente de la Axencia Galega de Turismo para conocer el perfil de este tipo de visitantes a partir del análisis de 1.870 participantes en medio centenar de cumbres profesionales.

Casi seis de cada diez son españoles. Los extranjeros representan el 43%. De largo, el colectivo que más congresos impulsa es el sanitario: el 47% del total. A continuación están los académicos-universitarios (18,9%) y los de carácter científico-tecnológico (7,5%). La edad predominante va de los 25 a los 44 años y uno de cada cuatro es un trabajador cualificado.

Los rasgos de los congresistas permite vislumbrar por dónde pueden ir sus motivaciones y la demanda de servicios. Para informarse y organizar el viaje, el 48% lo hizo a través de las nuevas tecnologías y un 20% con la organización. Y es a través de internet que el 81% hace la reserva previa tanto del transporte como el alojamiento.

Entre los que vienen de fuera, el medio de transporte más utilizado -79% de los casos- es el avión. Un 15% opta por trasladarse en su coche. Pese a que seis de cada diez viene solo, hay un porcentaje nada anecdótico del 16,5% en el que acude acompañado de una persona y un 8,3% con dos.

El objetivo de explotar esta vertiente del turismo no se debe solo a la atracción de los participantes y su gasto. Es que para muchos, el 40%, esta es su primera visita a Galicia. El viaje puede servir de escaparate e incentivar la repetición luego por motivos de ocio. De hecho, para el 22% de los encuestados se trataba de su, al menos, quinta estancia en la comunidad.

A diferencia del viajero convencional, que tiene en la casa de familiares su lugar de residencia, los participantes en congresos eligen el hotel. Casi un 36% en establecimientos de cuatro estrellas, el 5,6% en cinco estrellas y un 24% en los de tres estrellas.

El 90% tira de restaurante, el 25% asegura que va de compras y el 12% acude a espectáculos culturales. Incluso el 13% aprovecha la ocasión para desplazarse a otro lugar de Galicia.

"Galicia cuenta con un gran potencial como receptora de turismo de congresos", defiende la Axencia Galega de Turismo en el informe, al calor de la posición que juega España como "una potencia a nivel mundial" en el sector. "Las comunicaciones son fluidas, y contar con tres aeropuertos en este caso se configura como una ventaja competitiva", añade el informe, que esgrime igualmente como punto a favor de Galicia las 15.800 plazas en hoteles de cinco y cuatro estrellas y las 9.600 en los de tres estrellas.