La economía gallega da indicios de recuperación de la profunda crisis económica, pero "esta mejora resulta claramente insuficiente". El diagnóstico lo hace la propia Xunta al analizar el cumplimiento de los objetivos fijados en la estrategia de gasto de los fondos Feder de la Unión Europea. Las necesidades sobre las que se articuló este plan "persisten" dos años después de iniciarse el nuevo periodo de programación de las ayudas europeas 2014-2020. Se ha logrado mejorar el 47% de las debilidades de las que adolecía Galicia al principio: por ejemplo, más gasto en innovación y tecnología y mayor inversión en medio ambiente, además de avances en administración electrónica. Sin embargo, la situación se mantiene parecida en el 21% de los indicadores que analizan e incluso empeora en otro 31% de los casos. El Gobierno gallego identifica los tres principales talones de aquiles de la comunidad autónoma, donde la evolución ha sido más negativa desde 2013: se ha perdido competitividad empresarial, "se ha agravado" la pobreza y la exclusión social y se ha derivado hacia una economía "hipercarbónica" con menos producción de energías renovables.

Uno de los principales problemas del tejido empresarial gallego es el escaso tamaño de las empresas de la comunidad. Cuanto más pequeñas, más dificultades tendrán para competir. Según el análisis de la Xunta, entre 2013 y 2016 el procentaje de firmas de menos de diez trabajadores se ha incrementado, pasando del 96,15% al 96,37%, alejándose así de la media europea del 95,69 por ciento.

Y, a pesar de los esfuerzos por potenciar y apoyar a los emprendedores, la tasa de actividad emprendedora descendió en un año del 7% al 6,6%.

Pero "la evolución más negativa", según el informe elaborado por la Subdirección Xeral de Planificación de la Consellería de Facenda y la consultora Regio Plus Consulting, está "en las necesidades de índole social". Así, reconoce que se ha producido "un agravamiento del riesgo de pobreza". Y le pone cifras: si en 2013 se encontraban en esta situación el 24,3% de la población gallega, dos años después el porcentaje se ha elevado al 25,7%.

Además el informe advierte de que durante la crisis se amplió la brecha entre quienes tienen más recursos y quienes cuentan con un menor volumen de rentas. Y en los dos últimos años "se mantiene" esa situación, sin haberse logrado avances.

Otro de los objetivos planteados por la Xunta y que ha experimentado un "empeoramiento" ha sido la transición hacia una economía baja en carbono. Si en 2013 el 60,4% de la energía procedía de fuentes limpias, en 2015 (último dato disponible) este indicador bajó en ocho puntos situándose en el 51,80%.

Añade que las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido ligeramente, pero siguen representando el 8,2% del total de contaminación del país, "muy por encima del peso relativo que tienen las empresas gallegas entre las españolas" (6,10%).

¿Y en qué se ha avanzado? Son los indicadores relacionados con la economía del conocimiento (I+D y nuevas tecnologías) y la inversión en protección del medio ambiente los que han registrado una evolución positiva. En todo caso, la Xunta califica de "ligera la mejoría" en I+D, puesto que se ha pasado de invertir el 0,87% del PIB al 0,89%. Y el sector privado representa ahora el 47% del gasto total, en comparación al 45% del ejercicio de 2013.

Pero la Xunta aclara que no es suficiente. "La economía gallega sigue muy alejada del objetivo establecido en el Plan Estratégico 2015-2020 que prevé duplicar el gasto en I+D hasta llegar al 1,7%", señala.

En materia ambiental, la Xunta logró reducir la superficie forestal afectada por los incendios y ha incrementado la inversión en protección ambiental de 17 euros per cápita a 20 euros. Aún así, y a pesar del esfuerzo dedicado por la Xunta en obras hidráulicas y saneamiento de las rías, el volumen de aguas residuales depuradas por habitante al día ha descendido, según admite el informe.