Un incendio forestal declarado en la parroquia de Amorece, en el concello ourensano de Celanova, amenazaba a última hora de ayer las casas de este núcleo de población, lo que ha obligado a la Consellería de Medio Rural a decretar el nivel 2 de alerta por la cercanía a algunas de las viviendas.

El fuego se inició a las 16.47 horas de ayer y en su control trabajan un técnico, dos agentes, cinco brigadas, cuatro motobombas y tres helicópteros. Desde el departamento dirigido por la conselleira Ángeles Vázquez, aseguran que aún no tienen una estimación de la superficie afectada.

Mientras, permanecen controlados otros dos fuegos. Uno de ellos en Montederramo, también en Ourense, que ya calcinó 60 hectáreas. Con unas sesenta hectáreas calcinadas, buscan su extinción cuatro agentes, 13 brigadas, ocho motobombas, una pala, cinco helicópteros y cuatro aviones.

A las 11.58 horas quedó controlado en Lugo el incendio de Negueira de Muñiz, que empezó ayer a las 22.19 horas en la parroquia de San Pedro de Ernes. Ha quemado unas 32 hectáreas y cuenta con el trabajo de extinción de cuatro agentes, diecisiete brigadas, diez motobombas y dos helicópteros.

En todo caso, la Xunta envió ayer dos helicópteros con base en Queimadelos (Mondariz) a Portugal para ayudar a la extinción de los incendios que asolan el norte del país vecino. La colaboración con Portugal va a estar condicionada por las necesidades del servicio que puedan surgir en Galicia, ya que la principal prioridad es la protección del territorio gallego, según informa la Xunta.

Y mientras continúa la persecución de los incendiarios. Agentes de la Policía Autonómica han imputado a tres hombres y a dos mujeres en relación a cinco incendios forestales registrados en los municipios de San Cibrao das Viñas (Ourense), Ames, Santiago de Compostela y Ribeira.

En todos los casos se trató de negligencias por quemar rastrojos, lanzar fuegos en una fiesta o por prender fuego accidentalmente al realizar trabajos de soldadura en un cierre de una finca.