Tras los duros años de crisis económica, Galicia está saliendo del pozo y poco a poco se empieza a recuperar el empleo. Sin embargo, la Xunta alerta de que se ensancha la brecha de género en el mercado laboral y aumentan las desigualdades de sexo para acceder a un trabajo. Es una de las conclusiones que se extraen de la evaluación que el Gobierno gallego realiza de los objetivos y resultados fijados en el programa operativo del Fondo Social Europeo.

Uno de las prioridades establecidas en el uso de las ayudas europeas es la lucha contra el desempleo. Se partía de un 22 por ciento de paro y se logró reducir esta tasa en casi cinco puntos porcentuales. Sin embargo, se agrandan las diferencias entre el desempleo masculino y el femenino. Hay una diferencia de 1,3 puntos en detrimento de las mujeres.

En su análisis, la Consellería de Facenda explica que durante la crisis hubo "un acercamiento ficticio" entre las tasas de paro femenino y masculino. "Esta convergencia en los momentos más duros de la crisis no fue debida a una mejoría de los índices de empleo de las mujeres, sino que fue causada por la masiva expulsión del mercado laboral de la mano de obra masculina, sobre todo de la construcción", explica el informe. Y a partir de 2013 y a medida que se inicia la recuperación económica, la Xunta constata que vuelve a incrementarse la "desigualdad en el mercado laboral para las mujeres".

Según la evaluación realizada por el Gobierno gallego, las mujeres presentan tasas más altas de desempleo de larga duración (9,2 frente a 8,6 de los hombres) y apunta además que la brecha se ensancha aún más entre las mujeres jóvenes de 25 años, puesto que en este colectivo el paro se sitúa en el 42% frente al 39,4% de los varones.

En cuanto a salarios, las mujeres cobran el 78,2% de lo que ganan los hombres, una cifra que la Consellería de Facenda incluye entre las debilidades a salvar gracias a las ayudas de los fondos europeos.

En cuanto a la lucha contra la pobreza, el informe asegura que el porcentaje de población femenina afectada es similar a la de los hombres, aunque añade que en el caso de las mujeres existe una mayor "vulnerabilidad" puesto que la situación de carencia de recursos se acompaña de otras desventajas, como ser las titulares únicas de la familia, ya que forman la mayor parte de los hogares monoparentales, con hijos e hijas a cargo.