Las patrullas de Tráfico no dan crédito a las maniobras de algunos jóvenes interceptados tras una noche de fiesta. Aunque en los últimos años ha aumentado la figura del conductor alternativo y el uso del transporte público para regresar a casa, aún hay conductores que se ponen al volante tras haber consumido alcohol o drogas. Y tal es el estado en el que algunos lo hacen que les lleva a situaciones surrealistas. Desde ponerse a comer hierba en un prado hasta cruzar a nado el río para tratar de bajar la tasa de alcohol, según recuerda el agente Plácido Caneiro. Ambos dieron positivo en el primer control. Y a la espera de hacer la segunda prueba, uno se puso a comer hierba y otro se echó al río. "Pensaban que así les bajaba la tasa, y nada más lejos de la realidad", relata Caneiro.