Las lluvias de los últimos días no han sido suficientes para aliviar el déficit hídrico que arrastran los embalses gallegos desde el año pasado. A punto de cumplirse ocho meses en situación de prealerta por sequía, las 19 presas de la zona Galicia-Costa, cuenca gestionada por la Xunta, registran una ocupación del 61%, diez puntos por debajo de los niveles de hace un año. En el caso de los embalses de abastecimiento, las reservas en la demarcación de competencia autonómica apenas superan el 71%, ocho puntos menos que el verano pasado, y las de uso hidroeléctrico o industrial se quedan en el 60%, lo que supone una caída de 10 puntos en un año.

Todas las centrales que distribuyen agua en los núcleos de población tienen una ocupación de entre el 65% y el 70%, con la excepción de la que abastece Baiona, que está al 57,11%, y la de Vilagarcía, en una situación más crítica ya que no llega al 20%. El embalse de Pontillón de Castro, que distribuye agua a Pontevedra, es el que presenta la reserva más alta de la cuenta Galicia-Costa, con el 95,14%. El de Cecebre, que abastece a los vecinos de A Coruña, está al 66,71%, según el boletín hidrológico divulgado ayer por Augas de Galicia con datos recogidos este lunes.

El nivel de déficit hídrico en la comunidad obligó ya el pasado mes de mayo a aplicar las primeras restricciones para evitar el despilfarro de agua y el abastecimiento durante los meses de verano. Entonces, la Xunta acordó no autorizar captaciones fluviales para riego de jardines o de obras ni para la limpieza de fuentes por parte de los concellos de la demarcación Galicia-Costa para así no agravar los efectos de la sequía. En junio, remitió instrucciones a los ayuntamientos para que restringiesen el uso de agua en la limpieza de calles y riesgo, así como limitar el llenado de las piscinas.

Pese a estas restricciones, hubo ayuntamientos en las provincias de Pontevedra y Ourense que este mes tuvieron que recurrir a camiones cisterna para garantizar el suministro de agua en núcleos del rural.

Desde la Consellería de Medio Ambiente advierten de que las precipitaciones registradas desde el fin de semana "no parecen suficientes" para la recuperación de los ríos y los acuíferos, ya que para eso serían necesarias "lluvias continuadas".

A la espera de poder cuantificar en los próximos días los efectos de las lluvias de los últimos días, Augas de Galicia apela a "un uso responsable del agua y más teniendo en cuenta la situación de prealerta por sequía en la que se encuentra la comunidad" gallega.

Las intensas precipitaciones del lunes dejaron 49 litros por metro cuadrado en Baltar (Ourense) y 46 en Arzúa (A Coruña), las dos localidades en las que más llovió. El tercer municipio con más agua acumulada fue Santiago, con 22 litros por metro cuadrado.

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Lluvia en A Coruña por una bolsa de aire frío en Galicia

Desde el departamento que dirige Beatriz Mato apuntan que, a pesar de que los embalses presentan niveles de ocupación inferiores con respecto al año pasado, su situación, y especialmente la de los de abastecimiento, se considera "estable dentro de esta época del año caracterizada por la escasez de lluvias y un aumento del consumo". "La situación de prealerta se activó debido al bajo caudal de los ríos y de los acuíferos, que a causa del déficit de precipitaciones, tienen dificultades para recargarse", detallan desde Medio Ambiente. Y es que el caudal de los ríos en Galicia bajó más de un 15% en los últimos veinte años. El cambio climático y la subida de las temperaturas están detrás de esta tendencia, que se agrava con la sequías cada vez más frecuentes.

La situación en la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil es más crítica, con un nivel de ocupación de sus embalses de tan solo el 57,5%. De no lograr revertir estos datos el próximo mes de septiembre, no quedará otra que activar la alerta por sequía y, en consecuencia, restringir el uso del agua.