Habitaciones, cabañas, estudios, áticos, pisos de hasta cuatro habitaciones, casas rurales, chalés, villas con jardín, piscina y barbacoa... Es la oferta que tienen los turistas que hayan elegido una vivienda para pasar estas vacaciones en Galicia. Sus precios van desde los 10 euros noche por persona en pisos o casas de más de cuatro plazas a más de 100 euros en alojamientos que se anuncian como "de lujo" o "en primera línea de playa". Pero la oferta de este año está obligada a cumplir con el decreto de regularización de viviendas turísticas de la Xunta, en vigor desde el pasado 10 de mayo: los propietarios deben inscribir sus viviendas vacacionales en el Registro de Empresas y Actividades Turísticas de Galicia, de lo contrario se enfrentarán a multas de entre 900 y 9.000 euros, aunque la reincidencia puede implicar sanciones de hasta 90.000 euros, al margen de otros expedientes administrativos y fiscales que se pueden abrir.

A punto de cumplirse cuatro meses de la norma, se han dado de alta más de 4.500 viviendas. Pero cruzando estos datos con los anuncios de alquileres vacacionales en plataformas online, la realidad es que al menos cuatro de cada diez pisos de alquiler para turistas en la comunidad carecen del permiso de la Xunta.

Un simple vistazo por internet basta para comprobar que la oferta turística en Galicia es mucho mayor: en torno a 8.000 alojamientos se alquilan a través de distintos portales y se clasifican según los días de reserva: por días, una semana, una quincena, un mes o toda la temporada. Esta cifra se queda por debajo de las estimaciones del sector hotelero, que cifra en unos 10.000 los pisos que alquilan particulares durante el periodo vacacional.

Casi el 90% de las viviendas turistas registradas hasta la fecha para su arrendamiento en vacaciones se concentran en las provincias de A Coruña y Pontevedra. Esta última es la que presenta el mayor número de altas, con casi 2.500 solicitudes (casi el 56% total), según datos de la Axencia Galega de Turismo. En los ayuntamientos turísticos coruñeses los pisos regularizados rondan los 1.500. Las provincias del interior tienen un volumen de solicitudes mucho más bajo: más de 550 en Lugo y cerca de un centenar en Ourense.

Desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia, Aviturga, su presidenta, Dulcinea Aguín, advierte de que estas cifras no hacen más que confirmar las expectativas que los propietarios tenían en la nueva normativa autonómica. "Muchos propietarios desistieron de regularizar sus viviendas y otros optaron por no alquilarlas este verano", detalla Aguín, quien además apunta que el decreto ha provocado una "estampida" de arrendadores tanto de portales online como de agencias inmobiliarias. La presidenta de Aviturga analiza las cifras y avisa de una contradicción. "Al inicio del proceso, la Administración hablaba de unas 48.000 viviendas turísticas, un volumen que fue rebajando a medida que pasó el tiempo. O los datos que manejaba no eran los que dijeron o viendo las solicitudes presentadas, la entrada en vigor del decreto no puede ser satisfactorio para la Xunta y dista mucho de la realidad", concluye Aguín.

Pero para Turismo, el proceso de regularización avanza a buen ritmo. "El número [de peticiones] aumenta semana a semana, lo que evidencia que el nuevo decreto fortalece e incrementa la oferta gracias al marco de seguridad jurídica que ofrece, tanto para particulares como para el sector turístico de la comunidad en general", argumentan desde el departamento dirigido por Nava Castro.

"Nunca rechazamos el decreto. Lo único que pedimos es un trabajo conjunto entre Administración y propietarios. Si fuéramos de la mano, los resultados a día de hoy serían otros y serían un reflejo de la oferta real", concluye Aguín.

El presidente del Clúster del Turismo en Galicia, Francisco González, celebra que más de la mitad de las viviendas turísticas que se arrendaban en la comunidad hayan tramitado su regularización. "No somos competencia. El perfil del cliente de un establecimiento holetero y de un apartamento es diferente. No se trata de un problema de captación de turistas, sino de tener toda la oferta reglada y así garantizar la seguridad, tanto del propietario como el cliente, y que no haya competencia desleal", concluye González.