El boom de los asaltos a domicilios por parte de bandas itinerantes tanto en las ciudades, en especial en A Coruña, como en algunas zonas del rural de Ourense sorprendió a las fuerzas de seguridad en 2014. Pero otros grupos ya habían encontrado años antes, coincidiendo con el inicio de la crisis, su botín en el campo donde sustraían a agricultores y ganaderos desde maquinaria, sistemas de riego, cable de cobre y gasóleo hasta animales e incluso parte de la cosecha. Esta situación obligó al Ministerio de Interior a constituir en 2013 los equipos de lucha contra el Robo en el Campo (Roca) de la Guardia Civil y su vigilancia en los últimos años en el rural gallego ha permitido que en Galicia se pasase de un pico máximo de 466 robos en 2012 a los 259 registrados el año pasado, lo que supone un descenso del 45% y sus cifras más bajas.

Es decir, si hace un lustro la media de asaltos a explotaciones de la comunidad era de más de un caso al día, se ha rebajado a cuatro a la semana. Por eso, con el objetivo de reducir aún más esta tasa, los agentes no bajan la guardia y cada día recorren las zonas en las que hubo algún incidente, entrevistan a los vecinos y realizan un seguimiento de los detenidos una vez que salen de prisión para que no vuelvan a reincidir. También imparten charlas en asociaciones vecinales y otros centros para informar a los vecinos de las medidas preventivas para evitar los robos en el rural, tanto en las granjas como en viviendas, muchas de ellas segundas residencias vacías de personas que están emigradas y que las bandas investigan y conocen. En este sentido, la Guardia Civil publicó el año pasado un decálogo para informar a los afectados como incrementar la seguridad y defenderse contra los asaltos a sus explotaciones agrícolas.

Para los grupos Roca, el primer punto clave es la colaboración entre el sector y la Guardia Civil, por lo que recomiendan avisar a los agentes ante cualquier duda.

En caso de observar movimientos o personas desconocidas o con comportamientos extraños merodeando la granja aconsejan anotar cualquier tipo que pueda ayudar en una posterior investigación, desde matrículas y descripciones hasta fechas y horarios. Si tienen sospechas de que pueda producirse un asalto o si ya lo han sufrido, la Guardia Civil aconseja cambiar la rutina por lo menos una vez por semana para despistar a los presuntos ladrones y guardar la maquinaria y los aperos agrícolas en un sitio protegido, a poder ser cerrado con candado y que no esté demasiado a la vista.

Otra de las medidas pasa por instalar algún sistema de seguridad como un vallado o una puerta con candado para que el delito pueda ser calificado como robo con fuerza y no solo se quede en una falta, además de comprobar las cerraduras de las ventanas.

Con el objetivo de que si en alguna ocasión haya que lamentar un suceso de este tipo se pueda localizar rápido el material robado, lo ideal es anotar la matrícula y la numeración de la maquinaria o las herramientas de valor e incluso hacerles una fotografía para que las descripciones no lleven a error y sea más sencillo localizarlas.

Ante un robo en una instalación agraria, si los dueños están presentes en el momento del ataque los agentes insisten en que no traten de "hacerse los héroes" y plantarles cara sino que, por el contrario, se refugien en un lugar seguro e intenten quedarse con el mayor número de datos posible o hacerle una fotografía a los asaltantes, eso sí, sin poner en riesgo nunca su seguridad e integridad física. Una vez que se hayan ido los ladrones, el siguiente paso sería llamar al 062 sin modificar nada en el lugar de los hechos y formular una denuncia ante la Guardia Civil.

Antes de la llegada en 2013 de los equipos Roca al rural gallego, eran los propios vecinos del rural los que se organizaban entre ellos para disuadir a las bandas de delincuentes con medidas como alternativas como no dejar el ganado al aire libre por las noches y organizar grupos para vigilar las fincas y las granjas.

Las unidades de la Guardia Civil repartidas por el rural gallego cuentan para algunas de sus investigaciones con la colaboración de otras fuerzas de seguridad como el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) o las Secciones de Intervención Rápida (SIR) de las comandancias. Además, pueden usar los laboratorios del instituto armado para analizar las pruebas que recopilen o los helicópteros de otros grupos para determinadas labores de vigilancia.

A nivel nacional, hay 96 equipos Roca en todas las comunidades españolas, salvo en Cataluña y País Vasco.