El sector conservero gallego tuvo que hacer frente en los últimos años a la irrupción de nuevos actores procedentes del sudeste asiático, catapultados por su proximidad a la materia prima y unos costes laborales inferiores que encumbraron a Tailandia como el mayor productor de conservas de atún del mundo.

La incursión de estos nuevos competidores centró ayer una de las ponencias de la VIII Conferencia Mundial del Atún que tuvo lugar en Vigo. El director comercial de la tailandesa SPA International Food Group, Antonio Sánchez, alejó la expectativa de alcanzar uno de sus mayores anhelos: la disminución de la carga arancelaria con la que se topan en la Unión Europea. "No veo ahora mismo en el horizonte la posibilidad de suprimir los aranceles" resaltó Sánchez, que prevé que, de aplicarse futuras reducciones o la eliminación total, estas serían a "muy largo plazo".

Esta es una de las reivindicaciones de la industria tailandesa, que espera que la rebaja de los impuestos actuales, del 24%, permitan incrementar su cuota de mercado en Europa. El encarecimiento de sus productos al entrar en territorio comunitario es uno de los factores que provoca en la actualidad que su grado de penetración sea inferior al de otras zonas. Por volumen de importaciones, Estados Unidos (98.000 toneladas) y Oriente Medio (85.000) superan con holgura las 58.000 toneladas de la UE, según detalla Sánchez.

Las barreras arancelarias provocan que la industria del sudeste asiático se deje por el camino una de sus mayores ventajas competitivas: unos costes de producción más reducidos que permiten ofrecer precios más bajos. Sobre los motivos que se encuentran detrás de estos menores gastos de fabricación sobrevuela la eterna sospecha de las condiciones laborales en las que se encuentran los empleados en la zona, algo que, además, se abordó durante la primera jornada de la conferencia. Sánchez salió al paso de esas sospechas al justificar que todos los trabajadores se encuentran "amparados por la Seguridad Social del país" y que "no es cierto" que los salarios sean 20 veces menores a los de la industria conservera española. "De ser así, los sueldos aquí serían superiores a los 5.000 euros al mes y no es el caso", indicó el director comercial de la firma tailandesa.

Esta cuestión, unida a las discrepancias sobre la higiene y trazabilidad del producto, merece, según el director de Sostenibilidad Pesquera y de Compras de Pescado de Thai Union Europe, Anthony R. Lazazzara, que se cree "un estándar común para el sector en salarios, derechos laborales y condiciones de higiene".

Durante la conferencia también se abordó la posible irrupción de África como otro de los grandes actores en el sector. El consejero del presidente de Tuna Overseas Group, Jacques Brulhet, puso de manifiesto la importancia que tendrá África para el consumo, ya que "aglutinará la cuarta parte de la población mundial en 2050". A ello se une su papel como productor que, según el ministro de Pesca de Costa de Marfil, Kovena Kouassi Adjoumani, convierten al puerto de Abidjan (la capital) "en el duodécimo mayor exportador" de atún del mundo.

Por otro lado, la ministra de Acuicultura y Pesca de Ecuador, Ana Katuska Drouet Salcedo, y otros representantes del sector visitarán mañana la sede de la patronal conservera Anfaco-Cecopesca -organizadora de la Conferencia Mundial del Atún- y firmarán un convenio de colaboración para "fortalecer" la cooperación técnica y científica de la industria atunera y estrechar relaciones.