La formación y la información son los grandes objetivos de la Iglesia en Galicia. Así lo asegura el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio Barrio. Los jóvenes y la modernización de la institución también están en esta hoja de ruta, que anima a los laicos a participar en la vida religiosa para hacer frente a la crisis vocacional sacerdotal.

-¿Cuáles son los retos de la Iglesia en Galicia?

-El gran reto es el de la formación e información, sobre todo dirigida a las personas laicas. Es muy importante la participación de los laicos en el proceso de evangelización de la Iglesia asumiendo su propio compromiso. Lo hemos visto en Santiago en el Sínodo Diocesano, donde se vio esa inquietud de los laicos y la necesidad de que no solo tengan la conciencia de hacerse presentes sino de pertenecer a una iglesia particular y asumir los compromisos propios a la hora de vivir esa corresponsabilidad.

-¿Les preocupa la crisis de fe?

-¿Crisis de fe? Es posible que esto se manifieste en algunas personas. Pero no diría crisis de religiosidad. Hoy por hoy las personas en Galicia muestran esa religiosidad. Muchas veces hay una fe encubierta. Por eso, no me atrevo a decir que haya crisis de fe. Lo que pasa es que no se manifiesta como debiera. De ahí la preocupación de la formación e información que, creo que tenemos que tratar de cuidar lo mejor posible. Siempre, pero sobre todo en estos momentos.

-¿Les preocupa más la falta de vocación religiosa?

-La actual crisis vocacional es una realidad. Las causas pueden ser múltiples. Una de las causas es la crisis familiar, en la que nos estamos encontrando. Hay realidades que surgen en un contexto determinado. En este sentido, la vocación tanto al ministerio sacerdotal como a la vida consagrada necesitan un ámbito que les favorezca. A nosotros nos toca cuidar en el ámbito de la familia, de la parroquia, de la diócesis, todos los elementos que favorezcan esta inquietud y esta preocupación vocacional.

-¿Cómo se puede lograr?

-Una de las cuestiones clave es acompañar a nuestros jóvenes yendo al mismo paso para escucharles y tratar de dar la respuesta que nos pueden pedir. Ese acompañamiento conlleva responder a sus preguntas. Junto a esto, la formación y la oración. Siempre tenemos oportunidad de aprender a orar mejor. Tenemos que tratar de responder a las preguntas que se nos están haciendo en el ámbito del compromiso cristiano y de la vida de la Iglesia.

-¿La Iglesia se está modernizando acorde con los tiempos?

-El camino que debe recorrer la Iglesia es el hombre de hoy y de mañana. Modernizarse es tomar conciencia de que en ese acompañamiento tiene que dar respuesta a las preguntas que el hombre de nuestros días le hace. Es una lectura creyente de la realidad, pensar en lo que puede ayudar a realizar la persona de forma integral.

-En ese acercamiento choca la actitud del papa Francisco con la de algunos obispos...

-El papa Francisco es un gran comunicador, un hombre cercano, consciente de que tiene que acompañar a las personas en estas circunstancias que nos tocan vivir, que no son mejores ni peores, sino las nuestras y a las que tenemos que darle una respuesta. Por eso él habla de una Iglesia en salida. Lo que nosotros no podemos hacer pastoralmente es esperar a que vengan, nosotros tenemos que acompañar a las personas, ir a su encuentro. A veces lo logramos mejor, otras peor.