Couto Mixto era un estado tan independiente de sus países vecinos (España y Portugal) que entre los privilegios que disfrutaba estaba el libre comercio. Para ello utilizaba el Camiño Privilexiado, una senda de unos seis kilómetros que unía las tres aldeas que formaban esta república federal (Santiago, Rubiás y Meaus) y que conectaba con la primera población portuguesa: Tourém. Todavía se conservan algunos restos de este camino.

En esta ruta, aunque no transitaba por el territorio de Couto, era de libre comercio. Es decir, podían comerciar lo que quisiesen sin pagar impuestos y además ninguna de las policías de la Corona de España o Portugal tenían jurisdicción en ese trayecto. No podían ni incautar los productos de contrabando ni detener a nadie. Gracias a este último privilegio la zona era un refugio para los perseguidos por la justicia española o lusa. Eso sí, siempre que los delitos no fuesen por haber matado a alguien. Después de 700 años de independencia, el tratado de Lisboa, que se firmó en 1865, puso fin a la república del Couto, que pasó a formar parte del Estado español. Fue el 23 de junio de 1868 cuando los habitantes de estas tres aldeas se convirtieron en españoles y con ello se puso fin a la historia de este microestado federal.