Tras cinco estaciones consecutivas con déficit de lluvias en Galicia, nueve meses en prealerta por sequía en toda la comunidad, con seis cuencas en riesgo alto por escasez de agua desde la semana pasada, y los embalses y el caudal de los ríos con unas reservas cada vez más escasas han llevado a varios ayuntamientos a tomar medidas para garantizar el abastecimiento y evitar el despilfarro. Y es que, al menos hasta la segunda quincena de este mes no se esperan precipitaciones, según las previsiones de MeteoGalicia. Vigo y Ourense fueron las primeras ciudades gallegas que anunciaron restricciones para combatir el déficit hidrológico. Algunos pequeños concellos ya empezaron en mayo a limitar el riego y el llenado de piscinas después de una instrucción remitida por Aguas de Galicia para evitar que se agravasen los efectos de la sequía. El último ayuntamiento gallego que acordó cerrar el grifo fue Ourense, tal y como avanzó ayer el concejal de Medio Ambiente, José Araújo.

Los recortes en la ciudad de As Burgas pasan por el ahorro municipal de unos 2.500 litros diarios, lo que equivale a una piscina olímpica, de los 25.000 metros cúbicos que se consumen cada día en el municipio. Esta reducción, según avanzó el edil ourensano en su comparecencia para presentar la campaña Consume agua con moderación, se centrará en el baldeo de calles y riego de jardines municipales. Además, el Concello también rebajará la presión nocturna en algunas zonas con reductores electrónicos de presión.

Desde el viernes pasado, el Concello de Vigo suprimió el baldeo y la limpieza de calles con agua potable y restringió el riego de zonas ajardinadas como "medidas de precaución" ante la falta de lluvias que previstas para los próximos días. El alcalde, Abel Caballero, explicaba entonces que el Ayuntamiento adoptaba estas medidas para "curarse en salud", ya que la presa de Eiras, de la que se nutre Vigo, está por debajo del 57% de su capacidad.

Pozos y manantiales

Los efectos de la sequía también se dejaron notar en los últimos meses en pequeños y medianos concellos. Sin excepción, en todas las provincias. En algunos municipios, los consistorios y los particulares ya empezaron a tomar medidas para reforzar las traídas con la búsqueda de nuevos manantiales y abastecer las viviendas con la construcción de pozos.

Durante el verano, varios municipios de la provincia de Ourense recibieron en verano depósitos de agua para combatir la sequía y el aumento de población en julio y agosto. Lalín también llegó a planificar el suministro de agua con camiones cisterna si la situación de déficit hídrico se mantenía. En localidades como Coles, Amoeiro, Pereiro y Nogueira de Ramuín (Ourense) tuvieron que realizarse obras de emergencia para evitar cortes y garantizar el suministro de agua.

En A Costa da Morte también se tuvieron que tomar medidas para garantizar el abastecimiento. Así, por ejemplo, el pasado mes de septiembre varias viviendas de la zona rural de Carballo recibieron agua a través de cisternas y en Zas tuvo que cerrarse el depósito por las noches para asegurar el servicio.

El descenso del caudal de los ríos durante los últimos años en Galicia, con una bajada del 15% en solo dos décadas, obligó a duplicar e la profundidad de los pozos debido a la falta de agua en la capas más superficiales. La demanda en plena primavera, como ha ocurrido este año, de excavar más porque los pozos apenas tienen agua es un claro síntoma del déficit hídrico actual en la comunidad.

Si las peticiones para darles más profundidad, según explican empresas del sector, suelen empezar en agosto-septiembre; este año ya comenzaron en pleno mes de marzo. Durante los últimos días, se han apreciado problemas de abastecimiento en pozos particulares de la zona de O Morrazo. Y en la provincia de Lugo, concellos y particulares de aldeas de Bóveda, Carballedo y O Courel recurren ya a a nuevos yacimientos de agua para reforzar las traídas y tener suministro en las viviendas.