El agua ha sido hasta la fecha un recurso abundante en Galicia, una riqueza que ha derivado en cierta falta de conciencia sobre su uso responsable, según coinciden varios expertos consultados por este periódico. Las cifras hablan por sí solas: cada habitante de la comunidad gallega consume al año 615 metros cúbicos de agua, un 50% más que los 404 utilizados de media en el conjunto de los 27 países de la Unión Europea (UE).

Así lo indican los datos del proyecto Glamurs, coordinado por la Universidade da Coruña y en el que participaron otros 10 centros académicos de la UE. El balance no se refiere solo al consumo doméstico, sino que tiene en cuenta todas las actividades que gastan agua, desde la producción agraria a la industrial pasando por los usos recreativos, como campos de golf.

"Existe la percepción de que el agua está disponible y no hace falta reducir su consumo", explica una de las responsables del proyecto, Adina Dumitro, una explicación que cobra un cariz impactante ante el telón de fondo de la actual sequía. En casi 40 ayuntamientos de seis cuencas de la demarcación Galicia-Costa, gestionada por el Ejecutivo autonómico, se decretó el nivel máximo de riesgo por la escasez de agua y ya se están aplicando restricciones en ciertos usos. No se descarta que, de seguir así, el suministro acabe afectado. El comité permanente del Consello Rector de Aguas de Galicia creado para minimizar los efectos de la sequía, reunido por primera vez esta semana, acordó convocar para la próxima semana a representantes de las zonas con más déficit hidrológico para poner en común las incidencias detectadas.

En el encuentro del organismo, en el que están representantes de la Administración autonómica, la local y los consumidores, se acordó aplicar nuevas restricciones en los municipios en alerta por sequía y controlar la demanda y consumo actuales así como la distribución en los distintos usos.

Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción, señala que en la comunidad gallega no se han hecho campañas de sensibilización como en otras partes de España. Territorios como Murcia, Andalucía o Extremadura, de hecho, tienen consumos inferiores al de Galicia. Con todo, de entre las autonomías de la España húmeda, la gallega es la que tiene un consumo más moderado, lo que le sitúa en el octavo lugar en todo el Estado. País Vasco o Navarra la superan ampliamente, con más de 750 y 690 metros cúbicos per cápita.

En cualquier caso, Martín Barajas opina que, pese a lo húmedo del clima gallego -si se obvia la actual situación de déficit hidrológico que acumula durante las últimas cinco estaciones-, se utiliza demasiada agua para los campos, y pone el ejemplo de los sistemas de riego usados en la cuenca del Miño-Sil, que, a su juicio, consumen demasiados recursos hídricos.

Según un informe de esa Confederación Hidrográfica, el 66% del agua demandada en las zonas que gestiona va para la agricultura. Le siguen, muy lejos, la utilizada para refrigerar las centrales térmicas (11%), la de consumo humano (9%), la del ganado (8%) y la de la industria (6%). Una vaca puede beber hasta 120 litros de agua al día, cuando el consumo doméstico de cada gallego se sitúa en 134 litros diarios, según el Instituto Nacional de Estadística.

Son 54 litros más de los 80 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para necesidades vitales e higiene personal. Y las fugas o averías provocan, además, que cada gallego despilfarre más de 50 litros diarios, cinco más que la media del Estado. Con el agua que pierde Galicia cada año en la red de abastecimiento, se abastecería durante un mes toda Andalucía.

El déficit hídrico actual ha colocado el nivel de los embalses de abastecimiento en Galicia bajo mínimos. Cada boletín hidrológico que publica Aguas de Galicia rebaja cada semana el nivel de ocupación de los pantanos. En la actualidad, la mitad de las presas de abastecimiento de la demarcación Galicia-Costa presentan unas reservas por debajo del 50%. De las nueve presas de abastecimiento de las cuentas gestionadas por la Xunta, cuatro están bajo mínimos: Cecebre, Zamáns, Pontillón de Castro y Vilagarcía.

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