Vigo atajó la oleada de incendios del domingo movilizando a todos sus equipos de extinción desde las dos de la tarde y coordinando a los ciudadanos que de forma desinteresada salieron a la calle para colaborar. El casco urbano se vio acorralado de forma insólita e impredecible por un total de "20 grandes fuegos" que surgieron en distintos puntos "sin lógica alguna". Así lo reconoció ayer el alcalde, Abel Caballero, quien advietió de que "todo apunta a que se trató de una acción intencionada" frente a la que agradeció el trabajo "inconmensurable" de la ciudadanía.

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Por el momento prefiere ser cauto sobre las causas y respetar el trabajo policial en busca de posibles artefactos incendiarios. En las horas de mayor incertidumbre se identificó a cuatro sospechosos, pero fueron puestos en libertad y ayer a última hora no había detenciones. Se busca a los responsables de una cadena de focos simultáneos por todo el municipio que amenazó viviendas, obligó a desalojar a casi 450 personas y dejó una casa quemada en Camiño Bouzós, en la parroquia de Coruxo, y al menos tres galpones.

A las cinco de la tarde de ayer el Concello daba por "extinguido" el fuego tras sofocar los dos últimos focos que quedaban activos en zonas forestales del Monte Alba y O Galiñeiro. Pero eso no supuso el final del trabajo para los equipos de emergencias. Policía Local, Bomberos y Protección Civil se mantienen desplegados vigilando puntos sensibles y áreas calcinadas para evitar que las llamas rebroten como sucedió durante la madrugada del lunes en Alcabre, Coruxo, Zamáns, Roteas y Fragoselo. "El dispositivo funcionó", insistió Caballero.

Después de una noche crítica, la ciudad amaneció ayer ya con focos de "escasa consideración". El gobierno local dio por "controlados" los incendios a mediodía y falta ahora por hacer balance de los daños materiales y de la superficie quemada. El Concello movilizó el domingo todos sus recursos disponibles para intentar sofocar la ola de fuego que amenazaba la ciudad. Actuaron 110 efectivos de la Policía Local más 35 personas de refuerzo, 80 bomberos con diez depósitos de FCC y Aqualia para ganar autonomía y 40 voluntarios de Protección Civil. Se sirvieron de un total de 48 vehículos, 18 motocicletas, 30 todoterrenos y turismos para apagar las llamas y atender a los afectados, que fueron trasladados a hoteles en seis autobuses de Vitrasa.

La cifra de personas evacuadas roza las 450, de las que casi la mitad se resguardaron en hoteles habilitados por el Concello tras el ofrecimiento de la patronal Ahosvi.

Caballero agradeció la "solidaridad inconmensurable" de los vecinos apoyando a los bomberos en zonas como Navia y avenida de Europa, donde los 70.000 litros de un camión cisterna no fueron suficientes y se habilitaron las mangueras del colegio. El alcalde quiso mostrarse cauto respecto a los responsables de la tragedia que deja un muerto en la ciudad, pero reconoció que "llama poderosamente la atención que surjan tantos incendios simultáneos en zonas separadas". "Todo señala a que son intencionados", concluyó ya más certero tras poner el ejemplo concreto de Plaza de España, en pleno casco urbano, un fuego "que no obedece a ninguna lógica, como muchos otros ayer", aseveró a la espera de que la investigación pueda dar con algún sospechoso o artefacto incendiario. Hasta ahora no se hallaron evidencias físicas.