En el año 2006 el río Oitavén fue el peor enemigo para los bancos de marisqueo de la ría de Vigo. Las lluvias que sucedieron a la ola de incendios arrastraron toneladas de ceniza, que acabaron en los arenales de Redondela o Cesantes. "Entonces nos afectó mucho", recuerda el patrón mayor redondelano, Clemente Bastos. Cuando baja la marea esos restos se depositan en la arena y mata las almejas. Su esperanza para que no se vuelva a reproducir ahora el escenario de 2006 es que no llueva muy fuerte. "El problema es si llueve torrencialmente", advierte.

Para atajar este riesgo la Consellería de Mar ha enviado a las cofradías una circular en la que les solicita que remitan antes de mañana un listado de zonas próximas a montes incendiados que pudieron perjudicar a sus bancos marisqueros.

Según indica el departamento dirigido por Rosa Quintana, esta solicitud se complementa con el trabajo que se desarrolla entre diferentes consellerías para evitar daños en los bancos marisqueros debido a los episodios de lluvia después de los incendios.

El objetivo es hacer un trabajo conjunto de evaluación de las zonas incendiadas y determinar en cuales hay peligro de desprendimientos y corrimientos de tierra o de alteraciones en los cursos fluviales en los bancos marisqueros.

Una vez completadas estas evaluaciones, la Xunta estudiará posibles medidas para llevar a cabo en esos terrenos con el objetivo de evitar daños sobre el marisqueo.

Además, una vez se disponga del cartografiado de la superficie afectada por los fuegos, el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) pondrá en marcha el sistema de información geográfica para dar prioridad a las actuaciones. Estas labores se enmarcan dentro de la mesa de coordinación de acciones postincedios, convocada por la Consellería de Medio Rural y de la que también forman parte la Consellería del Mar, la de Medio Ambiente y la de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria, a través de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.