"Hecatombe". Así definió ayer la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, la actividad incendiaria que durante tres días devoró 35.500 hectáreas de monte. "Frenética y exagerada". Ante esta situación, Vázquez defendió una vez más la gestión de la Xunta, en el punto de mira por brigadistas, bomberos y servicios de emergencias, aunque reconoció que puede haber "cosas que mejorar", un día antes de presidir la primera reunión de la mesa de coordinación de acciones para paliar los efectos de las llamas.

"Fuimos previsores en la medida de nuestras posibilidades y eso supuso que antes de comenzar la ola de incendios incorporásemos a más de 400 profesionales que son fijos discontinuos de tres meses, algo que ocurría por primera vez", defendió la conselleira en una entrevista a Radio Nacional de España.

Vázquez dejó caer toda la responsabilidad del alcance de la ola de fuegos sobre los incendiarios. "No existe un incendiario que sea víctima. No tiene que darnos pena cuando sale con cara de degollado", quiso zanjar la conselleira de Medio Rural, quien advirtió de que "las víctimas son aquellas a las que ya no se puede ayudas". "Ellos aún pueden seguir haciendo mucho daño", concluyó.

Preguntada sobre las causas que se esconden detrás de los incendios y la prohibición de pastorear en las zonas quemadas, Vázquez aseguró que "nunca existe excusa" para prender fuego al monte. "Y mucho menos al lado de las casas", sentenció.

Viento y sequía

La conselleira de Medio Rural atribuyó a las condiciones climatológicas del pasado fin de semana la propagación de las llamas. "Vientos de más de 100 km/h" y "temperaturas por encima de los 30 grados", según recordó. "Imagínese tener 264 bombas durante un fin de semana", detalló Vázquez al tiempo que quiso responder a las críticas de los participantes en el dispositivo de extinción. Tras reconocer que puede haber "cosas que mejorar", asegura que "nunca vio una situación como la vivida en Galicia el fin de semana pasado".