En las directrices para el nuevo Plan Forestal se considera que los dos millones de hectáreas de superficie forestal actuales son suficientes. Sin embargo, dentro de ese total, sí que se aconseja incrementar la masa arbolada -ocupa 1,4 millones de hectáreas- frente al monte bajo.

En ese contexto, se reclama "aumentar decididamente" la plantación de frondosas caducifolias autóctonas, como el castaño, el roble o el nogal, entre otras. También se piden más pinos, en especial de la variedad del país.

Por el contrario, los redactores del documento acordaron "mantener o reducir" el eucalipto. Este punto contó con el voto particular de Ence -principal consumidora de la madera de esta especie- y de la Asociación de Empresarios de Primeira Transformación da Madeira de Lugo. Sí que hubo consenso en controlar las acacias (otro árbol invasor australiano) allá donde están muy implantadas y erradicarlas en las zonas cuya población es incipiente.

Las directrices defienden una amplia política de exenciones fiscales para evitar el abandono de los montes. Por ejemplo, se apuesta por eximir del IBI a aquellas parcelas que sean productivas, una vez pasen al heredero. También se apuesta por rebajas impositivas para aquellos que planten frondosas, que tardan más en dar rendimientos económicos.