Multirreincidentes o delitos graves. Solo en estos supuestos se dicta el ingreso en prisión por una infracción penal al volante. El 98% de los juicios por delitos de tráfico se resuelven con el pago de una multa o la realización de trabajos en beneficio de la comunidad, junto con la privación del permiso de conducir. Hasta un máximo de diez años sin carné, tres meses de labores sociales o sanciones de casi 290.000 euros. El fiscal de Seguridad Vial en Galicia advierte de que las condenas que recoge el Código Penal para los delincuentes viarios "no son tan blandas como se dice" aunque -admite- "tienen unos mínimos bastante livianos, y son los que normalmente se imponen". Carlos Gil sostiene que aunque se aplicaran penas más altas para muchos casos "no es un buen método de inserción" y apuesta por fomentar medidas "principalmente de carácter educacional".

-Aunque el año pasado repuntaron los delitos de tráfico en Galicia, un 2%, son ya casi la mitad que hace un lustro. ¿A qué atribuye esta tendencia?

-Cinco años es un periodo considerable y los datos demuestran que las cosas se están haciendo bastante bien y vamos por el camino adecuado. No cabe duda de que una vigilancia incrementada por la Guardia Civil de Tráfico y las distintas policías locales así como una respuesta penal adecuada, proporcionada y disuasoria han tenido mucho que ver en las cifras.

-¿Qué perfil es el que más preocupa a la Fiscalía de Seguridad Vial en Galicia?

-Es evidente que el conductor reincidente es el más preocupante y aquel en el que la respuesta penal, aunque sea la más grave prevista, no ha servido para corregirle. Ello nos pone de manifiesto que únicamente con la represión penal hay conductas que no se cambian y hay que optar por otras vías además de la penal. Afortunadamente no son demasiados y aunque no tengo cifras exactas se viene barajando la de un 2 % aproximadamente como los casos más recalcitrantes.

-¿Cuál es el perfil del conductor reincidente en la comunidad?

-Varón de mediana edad y, en algún caso deudor de alguna patología y, en muchos, con un amplio déficit educacional.

-El decomiso del vehículo también se aplica a los reincidentes. ¿Se apuesta cada vez más por la retirada del arma del delito?

-Está previsto, como una de las medidas adecuadas para luchar contra la delincuencia vial, que al delincuente multirreincidente y a aquel que ha cometido un delito de especial trascendencia, se le prive de la propiedad de su vehículo. Ello no es posible en numerosas ocasiones en los que los delitos no se cometen con el propio vehículo sino con uno ajeno. Salvo que demostremos que el verdadero propietario consentía el riesgo previsible, no se pueda decomisar. Las cifras no son espectaculares, pero es una medida que se viene aplicando con regularidad desde que se implantó. No existe una base de datos en nuestro sistema para determinar un número exacto de los casos, pero en base a las informaciones que me llegan su aplicación ha aumentado levemente.

-¿Cree que se debería reformar el carné por puntos viendo las infracciones que se cometen al volante y endurecer el Código Penal para corregir las conductas más negligentes en carretera?

-Creo que el carné por puntos ha funcionado muy bien. De hecho, ha sido la primera medida que, efectivamente, ha venido a condicionar el comportamiento de los conductores en la carretera. Si fuera necesaria alguna reforma, no cabe duda que tendría que hacerse sobre la base de lo que ya tenemos. Las penas de nuestro Código en esta materia no son tan blandas como se dice, lo que ocurre es que tienen unos mínimos bastante livianos y, normalmente, son los que se imponen. La privación del derecho a conducir puede llegar a los diez años, los trabajos en beneficio de la comunidad a los 90 días, la prisión a los cinco años y la multar podría llegar a los 288.000 euros. Además, si concurriera la cualificación de multirreincidencia se podrían aumentar hasta la pena superior.

-De aplicarse las condenas más elevadas que permite el Código Penal, ¿se lograría una mayor reinserción de los delincuentes viarios y se erradicarían las conductas más peligrosas al volante?

-Se supone que ante una mayor amenaza de un castigo mayor, los delincuentes tendrían más precauciones para no delinquir. Pero según nuestras leyes, son los jueces los que deberán aplicar las penas en función de las posibles atenuantes y agravantes que puedan concurrir. Y cuando no incurra ninguna, aplicarán la pena establecida por la ley para el delito cometido en la extensión que estimen adecuada, en atención a las circunstancias personales del delincuente y a la mayor o menor gravedad del hecho. Pero sabemos que la pena en muchas ocasiones no es un buen método de inserción y la misma depende de otras medidas que se tomen, principalmente de carácter educacional.

-¿Son los jóvenes más peligrosos al volante por los riesgos que asumen o los conductores de avanzada edad, por la merma de sus capacidades psicofísicas?

-No lo sé. No soy ningún experto en la psicología de la conducción, pero de lo que he leído en ambos casos puede haber parte de razón.

-Tráfico ha puesto sobre la mesa la posibilidad de limitar la conducción nocturna a conductores noveles

-Esta sería una medida de política legislativa y son los técnicos quienes tendrían que justificarla. Las limitaciones a los derechos es una cuestión muy común y a nadie le tiene que sorprender. En la vida diaria existen estas limitaciones y hay que asumirlas siempre que sean coherentes y tengan una razón de ser. A muchos conductores que en los exámenes psicotécnicos se les aprecia alguna deficiencia se les suele poner limitaciones, como no conducir de noche, ir acompañados, no sobrepasar una determinada velocidad o un radio de acción limitado. Y ello parece natural que así sea cuando está justificado.

-¿Y aplicar la tasa de alcohol cero para noveles y profesionales?

-Ya tienen hoy en día una tasa inferior a la de los conductores que no son de esas categorías. Y la tasa 0,0 también es una medida que se ha propugnado para los conductores en general. Sobre ella no tengo una opinión formada como profesional jurídico de la seguridad vial, pero puede parecer adecuada. Aunque también hay países de nuestro entorno en los que la tasa admitida de alcoholemia es superior a la nuestra, como ocurre también con los límites de velocidad.