La sangría demográfica de Galicia se hace notar cada año con más fuerza, debido al descenso de la natalidad y, sobre todo, a un envejecimiento que se hace insostenible a medio y largo plazo porque apenas un 15,8% de los gallegos tienen menos de 20 años y los que superan la edad de jubilación suponen ya la cuarta parte de la población total.

La edad media de los gallegos crece cada año y ya se sitúa en los 46,51 años, casi tres más que los 43,97 de 2006, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). Las provincias atlánticas se colocan por debajo de la media gallega con 46,20 y 44,67 años en A Coruña y Pontevedra respectivamente. El envejecimiento se ceba, sin embargo, con el interior gallego con 49,37 años en el caso de Lugo y 50 en la provincia ourensana. En la mayoría de los 94 concellos de Ourense incluso se sobrepasa esa barrera y se dispara por encima de los 60 años. Los ayuntamientos de San Xoán de Río con 62,3 años de edad media, Larouco (62), Parada do Sil (61,7), Verea y Calvos de Randín con 60,7, Lobeira (60,5), O Irixo (60,3) y O Bolo (60) son los ocho a la cabeza del envejecimiento de la comunidad gallega.

Por ciudades, Pontevedra cuenta con la edad más baja con 43,2 años. Lugo es la que se sitúa más cerca con 44,4, por delante de los 44,5 de Vigo y los 44,7 de Santiago. Las otras tres grandes urbes superan los 45 años con 45,9 en A Coruña, 46 en Ourense y, por último, Ferrol, que sobrepasa los 48 años de edad media de sus vecinos.

Para analizar este fenómeno, el IGE emplea también el índice de envejecimiento, que calcula el número de mayores de 65 años por cada 100 menores de 20. Desde 1975 -primer año del que hay estadísticas- el envejecimiento ha seguido una línea ascendente que cada año crece a un ritmo más acelerado. Si en los setenta por cada 100 jóvenes que no llegaban a la veintena solo había medio centenar de jubilados, en la actualidad por cada ciento de menores de 20 años hay casi 154 mayores de 65. Los casos más alarmantes se dan en las provincias del interior donde esta tasa supera el 200% con el doble de jubilados que de jóvenes que no han cumplido dos décadas.

Pontevedra es la única de las grandes ciudades donde aún los jóvenes superan a los mayores aunque los dos picos de la pirámide poblacional están igualados con un índice del 99,8%. En Ferrol, la crisis demográfica es mucho más preocupantes con una tasa de 180, mientras que en A Coruña se llega al 146 y en Ourense al 144. Las cifras son mejores en Santiago con un 123%, dos puntos por encima del 121% de Vigo, mientras que Lugo se queda en un 116%.

En el avance hacia una sociedad cada vez más envejecida influye el aumento de la esperanza de vida al nacer, con una media de 82,63 años en 2015 con diferencia entre sexos: 85,6 años para las mujeres gallegas, seis más que los 79,5 para los hombres. La estimación que se hace del promedio que les queda por vivir a una persona desde que llega a los 65 años es de otros 21 por lo que la cifra coincide con la anterior y supera los 85.

El aumento de la esperanza de vida es palpable también en el peso de los que superan los 85 años dentro de las personas en edad de jubilación. En Galicia este índice de sobreenvejecimiento alcanza un porcentaje del 17%, cuando hace 40 años los mayores de 85 solo representaban un 7% entre todos los gallegos con más de 65 años.

Al agudizarse el envejecimiento, se incrementa el número de personas en edad dependiente, es decir, menores de 15 años y mayores de 64 respecto al resto de habitantes en edad activa. O dicho de otra forma, la población cuyos ingresos o gastos sociales dependen de los impuestos que genera la gente en edad activa y empleada. El índice de dependencia global siguió una tendencia descendente hasta 2008 pero en ese año, coincidiendo con el inicio de la crisis, el índice empezó a subir de nuevo hasta los 56 puntos.