"Ha sido una huelga larga y cruel", lamentaba ayer el presidente de la Federación Gallega de Autoescuelas, José Manuel López Marín, quien reivindica "el derecho de huelga de cualquier trabajador, pero también el de poder trabajar". "Ellos cobran del Estado, nosotros no", cuestiona López Marín, quien advierte que durante estos meses los centros de formación "subsistieron" con créditos bancarios para ver si llegaba el "oxígeno" y se ponía fin al conflicto. Pero el presidente de la Confederación Española de Autoescuelas (CNAE), José Miguel Báez, teme que se haya cerrado en "falso", ya que -advierte- los examinadores aseguraron que el fin del conflicto no será "definitivo" hasta que vean en sus nóminas el plus que reclaman.

El sector de las autoescuelas volvió a incidir ayer en la transferencia de las competencias de exámenes de conducir a las comunidades autónomas o la aplicación de un modelo mixto de gestión público-privada, como ya tiene en la actualidad Portugal. "El daño que nos ha causado ha sido tremendo", lamentó el presidente de CNAE.