La producción de mantequilla es insuficiente en algunos países de Europa para hacer frente al renovado interés de los consumidores y el empuje del mercado chino. Los precios se triplican en un año en una recuperación que pasa de puntillas para el sector lácteo gallego, que encuentra en este segmento el eslabón más débil de su cadena.

"La mayor escasez de mantequilla desde la Segunda Guerra Mundial". Con esta frase define el diario francés Le Figaro la carencia de esta materia prima en el país. No es para menos. Por las redes se han popularizado imágenes de filas enteras de estantes de supermercados vacías a su paso por la sección de mantequillas. La escasez de este producto tan elemental para la producción de sus icónicos croissants o sus pains au chocolat ha provocado que la cuestión haya trascendido hasta las más altas esferas, convirtiéndose en asunto de Estado. La escasez de mantequilla alcanza en Francia, el país con mayor consumo por habitante (7,4 kilos al año), su cota más dramática, pero no dista mucho de la que se vive en el resto de países del corazón de Europa. Tanto es así que el repunte de la demanda está provocando que su precio se haya disparado en Europa de los 2.500 euros la tonelada a los 7.000 en apenas un año.

Sin embargo, este repunte pasa de puntillas para el sector lácteo gallego. El segmento de grasas es el eslabón más débil del sector en la comunidad. "Hay pocas empresas en Galicia que se dediquen a ello. Aquí en lo que estamos más especializados es en leche en líquido y, en menor medida, en leche en polvo o nata", explica la secretaria general del Sindicato Labrego Galego (SLG), Isabel Vilalba. Los datos reflejan que solo una sexta parte de los ingresos logrados por el sector gallego mediante las ventas al exterior procede de las exportaciones de esta materia prima.

Además, las cantidades exportadas no solo no crecen, sino que incluso descienden. De los 3,2 millones de kilos exportadas a todo el mundo en los ocho primeros meses de 2016 se ha caído hasta los 3,04 millones de este ejercicio. Este descenso en volúmenes, por el contrario, no se traslada a las cuentas, beneficiadas por el fuerte repunte de su precio medio. Los ingresos mediante la exportación de este producto se elevan de los 8,47 millones del año pasado a los 13,39 millones de lo que va de este y de los cuales 9,1 millones proceden de Holanda (el doble que el año anterior) y solo 2,67 millones de Francia (una tercera parte que en 2014). Con todo, desde el sector critican que este repunte de la facturación que está teniendo lugar por la escalada de precios no se traslada por igual a todos los colectivos involucrados. "Los precios internacionales de los productos lácteos crecen con fuerza, pero solo se trasladan a la industria y no al sector ganadero", lamenta Roberto García, secretario xeral de Unións Agrarias.

Regresa el apetito

La escalada de los precios en la mantequilla es el reflejo del despertar de la mantequilla. Además de las compras que se están realizando desde China para surtir a sus pastelerías, se suma el renovado interés procedente de la industria de la alimentación, que vuelve a recurrir con fuerza a este ingrediente después de que recientes investigaciones echasen por tierra algunos de los mitos que la rodeaban sobre áreas como su impacto en el sistema cardiovascular. En Estados Unidos su consumo creció un 8% en el último año después de que una cadena tan emblemática como McDonald's recuperase la mantequilla para sus recetas, en detrimento de la margarina.

A estas dos fuerzas que aprietan por el lado de la demanda se suma, en el caso francés, una más particular. Se trata de las rigideces que existen a la hora de dar salida a estos productos a los estantes. Las cadenas de supermercados negocian con las marcas a comienzos de año los precios a los que comprarán sus productos. Pero la escalada de los precios en origen hace imposible colocar el producto ya elaborado en el mercado si no es a un precio más elevado.