El consumo de alcohol y/o drogas es una de las principales lacras de la accidentalidad viaria. Mientras los positivos por conducir con una copa de más se han logrado reducir, los narcotest revelan un cada vez mayor número de conductores que se ponen al volante tras haber consumido cannabis, cocaína, éxtasis o anfetaminas. En los últimos cinco años, los fallecidos en carretera bajo los efectos de las drogas aumentaron casi un 10%. El balance de la última campaña de control, realizada entre el lunes día 11 y el domingo 17 de este mes, coloca a Galicia en el punto de mira. Los 78 positivos en drogas y los 220 en alcohol detectados en tan solo una semana en la comunidad suponen el 14% de las denuncias interpuestas en toda red viaria española -2.163-.

La tasa de expedientes sancionadores por circular bajo los efectos de las drogas resulta todavía más alarmante, ya que en Galicia es casi el doble que la detectada en el conjunto del país. Mientras en la comunidad fueron más del 40% los conductores sorprendidos bajo los efectos de alguna sustancia psicotrópica (78 de 181 sometidos al narcotest), la media nacional se quedo en el 26% (816 positivos de 3.181 pruebas), según los datos globales presentados ayer por la DGT.

Agresividad en la conducción, hiperactividad, deterioro de la atención, déficit de coordinación, aumento del tiempo de reacción, velocidad excesiva? Son algunos de los efectos que provoca el consumo de sustancias estupefacientes a la hora de ponerse al volante. Las estadísticas revelan que uno de cada diez conductores interceptados en España bajo los efectos de las drogas es de la comunidad gallega. Y en el caso del alcohol, los positivos detectados en las carreteras de Galicia suponen casi el 14% de todo el país.

Los primeros controles rutinarios de drogas en España comenzaron a realizarse en 2012. Desde entonces, los positivos aumentan año tras año debido al incremento de las labores de control y vigilancia de las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico con el objetivo de erradicar el cóctel molotov que supone consumo y conducción.

En el último lustro, los narcotest realizados en España se han multiplicado por más de 60, según un informe de la Fundación Línea Directa que analiza la influencia de las drogas en los accidentes de tráfico. El estudio advierte de que pese a la creencia generalizada, las drogas están más presentes en a conducción que el alcohol. Por cada conductor que se pone al volante tras haber bebido, entre dos y tres lo hacen tras haber consumido cocaína, cannabis o anfetaminas, entre otras sustancias.

Desde la DGT, su director, Gregorio Serrano, destacó que durante la campaña de diciembre el número de pruebas de drogas practicadas en las carreteras españolas aumentaron un 60%. La idea, según avanzó, es seguir incrementado este tipo de controles ya que sus efectos en la conducción -advirtió- "son menos conocidos por la sociedad" pero "igual de letales cuando se conduce después de haberlos consumido". "Queremos generalizarlos progresivamente de modo que estamos invirtiendo millones en la compra de vehículos, lectores de drogas, kits multidrogas y etilómetros, de modo que allí donde llegue un agente, pueda realizar los controles pertinentes y prevenir accidentes", sentenció el director de Tráfico en la presentación del balance de campaña de este mes.

Entre los dos casos de consumo de cocaína que cita la DGT en su balance de la campaña de diciembre, hay uno de Galicia. Se trata de un conductor de un camión interceptado en Vilalba el sábado día 16 consumiendo cocaína y opiáceos. Los agentes encontraron en el vehículo, que fue inmovilizado tras ser sometido a la prueba y dar positivo, varios utensilios que utilizada para consumir esas drogas.

De los 1.347 conductores denunciados por haberse tomado una copa de más, un total de 209 habían ingerido tal cantidad de alcohol que fueron puestos a disposición judicial. Es decir tendrán que sentarse en el banquillo por haber superado la tasa de 0,60 mg/l en aire espirado, enfrentándose a una pena de tres a seis meses de prisión o multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, y a la privación del derecho a conducir de uno a cuatro años. Contra otros diez infractores se han abierto diligencias por negarse a realizar las pruebas de alcoholemia.

Las autoridades de Tráfico reconocen que todavía queda mucho por hacer para disociar consumo y conducción. El informe de la Fundación Línea Directa revela que dos de cada diez conductores confiesan haberse puesto al volante tras haber consumido alguna sustancia ilegal. Sobre todo varones de entre 25 y 34 años y que ya han sido sometidos previamente, al menos, a un control de drogas. Al ser preguntados por la percepción del riesgo, el alcohol se considera como la sustancia más peligrosa y que más perjudica a la conducción, mientras que el cannabis es visto como el menos nocivo.