Hace 21 años el Gobierno sometía ante la Unesco la candidatura de la Ribeira Sacra como Patrimonio Mundial. Después de que la Diputación de Ourense rescatase la idea del olvido, la Xunta quiere acelerar el proceso, y si su declaración como bien de interés cultural (BIC), paso "previo y necesario" para que pueda optar a Patrimonio Mundial o de la Humanidad de la Unesco, debe resolverse en un máximo de dos años, el Ejecutivo gallego espera reducir los tiempos a la mitad y anunciar a finales de 2018, o como mucho recién entrado 2019, que Galicia ha hecho los deberes para que el área pueda optar a la distinción.

El reconocimiento supondría que la Ribeira Sacra, "exponente máximo y singular de la relación entre el hombre y la naturaleza", según la Xunta, pueda ingresar en un "club muy selecto" de regiones vitivinícolas reconocidas por la ONU. Se trata de una "oportunidad histórica" para el lugar y sus vecinos. "Va a suponer un enorme impulso para el potencial turístico, dar un valor añadido a los productos locales y va a posibilitar la creación de empleo en el espacio rural", explicó el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez.

Acompañado del secretario xeral de su departamento, Jesús Oitavén, y de la directora xeral de Patrimonio, María Carmen Martínez, compareció para explicar el expediente de incoación publicado ayer en el Diario Oficial de Galicia por su complejidad: afecta a 12 concellos de Lugo y 10 de Ourense, a 174 kilómetros cuadrados y a 190 núcleos de población. Lo subrayó el secretario xeral técnico de Cultura: "Estamos ante la resolución posiblemente más compleja en todo el Estado español relativa a la declaración de un BIC". Porque además de buscar declarar BIC en la categoría de Paisaxe Cultural la "bocarribeira" de la Ribeira Sacra, que viene avalada por un argumentario que avala su carácter "singular" y "excepcional", incluye otros 23 nuevos BIC, entre ellos dos carnavales y una alfarería.

En función de las alegaciones, que pueden presentarse estos tres meses, las fechas pueden alargarse. Aunque el acuerdo de incoación es fruto de muchas reuniones con los agentes sociales de la zona y el conselleiro apunta que "se trata de un proyecto socialmente bien asumido", hay mucha población afectada, como apuntó la directora xeral de Patrimonio, que puede realizar sus aportaciones.

Oitavén explicó que las regulaciones de qué puede o no hacerse varían porque hay BIC ya declarados, nuevos entornos de BICs ya declarados, nuevos BIC, el propio BIC del Paisaxe Cultural y la Zona de amortiguamiento. El régimen de protección ocupa 20 páginas del centenar de la resolución. Entre las actuaciones no sometidas a autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio en el ámbito del Paisaxe Cultural estarían, según Cultura, la actividad agrícola, tanto de viñedos como de castaños, olivares y frutales; la recuperación de socalcos tradicionales para su uso vitivinícola respetando sus condiciones originales o las obras menores en edificaciones existentes que no cuenten con una protección específica y si no suponen una reestructuración total o ampliación y respetan los criterios e instrucciones legales en materia de integración y armonización con los valores culturales del ámbito.

El conselleiro, que considera que "va a haber un antes y un después para la Ribeira Sacra", como ocurrió, dijo, con el Camino, aseguró que la declaración como BIC o Patrimonio "no va tener influencia directa" en la actividad agraria y supondrá un "beneficio" para los habitantes de la zona.