Casi ocho de cada diez multas por infracciones al volante son por pisar más de la cuenta el acelerador. Los radares de la DGT en Galicia están entre los que más flashes disparan de todo el país. De los 100 cinemómetros que más denuncias por velocidad detectan en España, una veintena están en las carreteras gallegas, entre ellos el ubicado en O Marquiño, cerca de Santiago, en la N-634 en un tramo limitado a 50 km/h, y el situado en Mos (Pontevedra), en la autovía A-55, limitado a 60. Casi 147.000 conductores fueron interceptados en los primeros once meses del año pasado por los casi 60 radares fijos instalados en la red viaria gallegas -unos 450 cada día-, según recoge una respuesta del Gobierno a una pregunta del PSOE en el Congreso. A falta de los datos de un mes para cerrar el balance de 2017, las denuncias por exceso de velocidad detectadas por los cinemómetros fijos en Galicia dejaron una recaudación de casi 6,6 millones de euros, lo que supone una media de casi 20.000 euros cada día. Solo en la provincia A Coruña, el importe total de las sanciones por sobrepasar los límites de velocidad supera los 2,7 millones de euros -una media de 8.500 euros cada día-.

El grueso de las infracciones por velocidad los concentra la provincia de A Coruña, con un total de 59.609 (40,5% del total en la comunidad). Le siguen en el ranking las multas interpuestas en las carreteras de Lugo (36.994) y en las de Pontevedra (30.194). Finalmente, cierra la lista autonómica el balance de denuncias por velocidad en vías de Ourense (20.177), tal y como revela el Gobierno central en una respuesta al diputado socialista Miguel Ángel Heredia sobre las multas y el importe de las infracciones detectadas entre el 1 de enero al 21 de noviembre del año pasado.

El volumen en la recaudación sigue el mismo orden: más de 2,7 millones en la provincia de A Coruña -una media de 8.500 euros cada día-, más de 1,6 millones en Lugo -casi 5.000 euros diarios-, casi 1,4 millones en la provincia de Pontevedra -más de 4.200 euros de media cada día- y, finalmente, 859.000 euros en Ourense -más de 2.600 euros en un día-.

La mayoría de las denuncias por velocidad corresponden al primer tramo de sanción, que acarrea una multa de 100 euros pero no supone la retirada de puntos del carné. Los siguientes tramos son de 300 euros y la pérdida de dos puntos; 400 euros y la detracción de cuatro puntos; 500 euros y seis puntos menos, y 600 euros y seis puntos. En todos los casos, el pronto pago de la multa reduce a la mitad la cantidad a abonar. A falta de contabilizar el mes de diciembre, todo apunta a que la recaudación será inferior a la de 2017, que rondó los 11 millones de euros en el conjunto de todo el año pasado.

En la respuesta sobre las multas por velocidad remitida por el Gobierno al grupo socialista se destaca que España registra "uno de los porcentajes más bajos de Europa en cuanto a número de radares, tanto por habitante como por kilómetro cuadrado. Y en todo caso, el Ejecutivo central advierte de que cada año la velocidad es un factor concurrente en más de 300 accidentes con resultado de muerte, unos 30 en la comunidad gallega. Esto significa que si se respetasen los límites de velocidad, se evitaría uno de cada tres fallecidos en la red viaria de Galicia.

Cada año, más de dos millones de conductores son interceptados en España a velocidades superiores a las permitidas. En ocasiones, pisar más de la cuenta el acelerador acaba en un simple susto. En otros, las consecuencias son letales. No solo para el conductor y ocupantes del vehículo que se ha saltado los límites, sino también para otros usuarios de la vía.

¿Razones por las que deben cumplirse los límites de velocidad? Un aumento del 5% en la velocidad provoca un incremento del 10% en los accidentes que causan traumatismos y del 20% en los siniestros con fallecidos. El riesgo de morir en un choque frontal a 64 km/h es del 19%, se eleva al 65% con el velocímetro a 80 km/h y a más de 95 km/h la probabilidad de un accidente mortal supera el 90%. A 120 km/h se necesita una distancia superior a un campo de fútbol para detener el vehículo. A partir de 80 km/h es casi imposible que un peatón salve la vida en un atropello.