Ni tramas organizadas, ni grupos criminales, ni terrorismo incendiario, ni quemas por la madera o la recalificación urbanística. Detrás de la ola de incendios del pasado mes de octubre, que en solo una semana sumó 352 focos y causó cuatro fallecidos, no se esconde la mano negra de ninguna banda que planificase la reducción a cenizas de casi 50.000 hectáreas.

La investigación abierta por la Fiscalía Superior de Galicia después de que la Xunta defendiese la teoría de grupos organizados y denunciase el "ataque" del "terrorismo incendiario" concluye que los incendios originados en pleno otoño "no obedecen a una iniciativa criminal compleja de grupos con intencionalidad que persiguen objetivos supraindividuales", sino que se trata de "autores o partícipes" que aprovechando el viento, la humedad y la temperatura de la semana del 8 al 15 de octubre utilizaron el fuego como "herramienta de gestión forestal, motivos personales u otros menos relevantes". La intencionalidad -incluida la quema de rastrojos y la limpieza de matorral- está detrás de al menos el 61% de los incendios que hace cinco meses se cebaron con el sur de la comunidad.

En su comparecencia ante la comisión de estudio sobre los incendios en el Parlamento gallego, el fiscal superior de Galicia, Fernando Suanzes, presentó ayer las conclusiones de la investigación promovida por el Ministerio fiscal, que en 23 páginas analiza los informes policiales y técnicos sobre la ola de incendios, la intencionalidad, las circunstancias climatológicas, la autoría y las motivaciones.

En su exposición, Suanzes desveló que el 61% de los grandes incendios del pasado mes de octubre -aquellos con más de 500 hectáreas calcinadas- fueron con "gran probabilidad intencionados" pero descartó las quemas "por la madera, el urbanismo o la economía del fuego" y atribuyó los múltiples focos y la propagación de las llamas a las condiciones meteorológicas y al desplazamiento por el aire de restos incendiados procedentes de otros fuegos. Limpieza de matorral, escapes de quema, piromanía, conflictos vecinales y asuntos de caza, entre las motivaciones observadas en las investigaciones de los distintos cuerpos policiales.

  • Autoría. ¿Quiénes están detrás de los incendios? La investigación de Fiscalía mantiene que el incendiario tipo que se esconde tras la ola de incendios de octubre "concuerda" con el determinado por el estudio sobre los fuegos de 2007: hombre, de mediana o avanzada edad, de bajo nivel cultural y sin cualificación profesional, que actúa solo, relacionado de alguna manera con actividades agrícolas o ganaderas, vecino de la localidad o próxima al lugar del fuego y que puede reincidir en su comportamiento.
  • Detenidos e investigados. La complejidad para demostrar la autoría de un delito de incendio forestal impide llevar a juicio a la mayoría de sospechosos. Por los fuegos de octubre solo hubo dos arrestados -ambos en la provincia de Ourense, uno por la quema de una hectárea derivada por la quema de rastrojos y el otro por un incendio que afectó a 80 hectáreas por motivaciones "relacionadas con temas de caza"- y tres investigados en Brión, Mos y Meis como consecuencia de la limpieza de matorrales. Ninguno de los arrestados permanece en prisión. De los 31 sospechosos estudiados, 12 corresponden a quemas de rastrojos, 14 se atribuyen a un comportamiento "asimilable a la piromanía", cuatro a situaciones de conflicto y uno a temas relacionados con la caza.
  • Condiciones meteorológicas. El informe de Fiscalía alude a la "extrema relevancia" de las circunstancias climatológicas en el "desarrollo de la crisis incendiaria" del 9 al 15 de octubre. Ese fin de semana se dieron unas condiciones de "velocidad y dirección de viento, humead relativa, ausencia de precipitaciones y temperatura significativamente propicias para la proliferación de grandes incendios, su propagación y la gran dificultad para su control", según el estudio del Ministerio Fiscal.
  • "Terrorismo incendiario". La Fiscalía Superior también se desmarca de la definición de "terrorismo incendiario" utilizada por la Xunta. Suanzes indicó en su comparecencia que calificar la situación de "terrorismo incendiario" puede ser usado "desde un punto de vista vulgar, ordinario o común" pero "desde un punto de vista estrictamente jurídico no es terrorismo".
  • Condenas. A preguntas de los diputados, el fiscal superior no apoyó un endurecimiento de las penas por delitos de incendio forestal ya que las considera suficientes y bien tipificadas. No obstante, considera que es necesario obtener más información de testigos para que las acusaciones en este tipo de ilícitos penales puedan sentar en el banquillo a los sospechosos y se dicte condena. Durante la ola de incendios del pasado octubre, reconoció que hubo colaboración ciudadana para trasladar "más opiniones que informaciones".
  • Intencionalidad. Entre el 61% y el 87,7 % de los fuegos parecen tener indicios de intencionalidad. El porcentaje varía según la autoría de las investigaciones. En el caso de los incendios que afectaron a superficies superiores a las 500 hectáreas, la tasa es del 61%. Pero las pesquisas de la Policía Autonómica revelan una intencionalidad próxima al 70%, con motivaciones como la limpieza de montes, piromanías o conflictos vecinales. Mientras, los informes de la Guardia Civil elevan los fuegos intencionados a casi el 80% -incluidos los originados por escapes de quemas- y la Consellería de Medio Rural es la que da el dato más "alarmante" y "preocupante": un 87,7%.
  • Virulencia y propagación. La Policía Autonómica advierte de que, aunque es cierto que la entrada del otoño adopta venir acompañada de fuegos intencionados, tanto para recuperar zonas de pasto como por la coincidencia del fin de la campaña de incendios, "no es tan habitual la virulencia, magnitud y rápida propagación" de los incendios forestales del fin de semana del 14 y 15 de octubre. Esos días, también Asturias y Portugal se vieron afectados por una fuerte ola de fuegos.