Los inspectores sanitarios iniciaron ayer una campaña específica de control de los establecimientos que sirven comidas, tapas o tan solo pinchos, ya sean restaurantes, cafeterías, empresas de servicio a domicilio, de comida rápida o de autoservicio. Con esta actuación, la tercera de estas características y que se prolongará hasta el próximo viernes días 20, la Consellería de Sanidade pretende actualizar los datos del registro en el que deben estar inscritos todos los establecimientos de venta de este tipo de productos, y también verificar el cumplimiento de la normativa vigente.

De forma específica, según acaba de comunicar Sanidade, se comprobará que no se utilicen envases rellenables para servir aceite o el aguardiente -las gotas- con que muchos clientes aromatizan sus cafés. Estas prácticas están prohibidas desde enero de 2014 por el Gobierno central pero todavía ahora siguen siendo bastante comunes. Los establecimientos ponen a servicio del público aceiteras para aliñar ensaladas, pulpo o cualquier otro alimento, así como pequeñas botellas con boquilla para echar unas gotas de aguardiente al café.

Esta campaña es de refuerzo, pero todos los años se realizan controles ordinarios. A finales de 2015 había en la comunidad gallega casi 24.000 establecimientos de restauración colectiva y ese año los servicios de inspección llegaron a casi 4.500 locales. Las irregularidades detectadas estaban ligadas a las prácticas de trabajo diario, fallos relativos al etiquetado de productos, incorrecciones en la inscripción del local en el Censo de Empresas y Establecimientos Alimentarios (Regasa) y también problemas de formación e higiene en los manipuladores de alimentos.

De los incumplimientos detectados, el 31% se saldó con un expediente sancionador, que en un 6% de los casos consistió en la suspensión temporal de la actividad. El 63% restante se solventó con un requerimiento dándoles plazo para subsanar las deficiencias.

Desde enero de 2014, los aceites que se ponen a disposición del consumidor en hostelería, restauración y catering deben presentarse en envases etiquetados, estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y disponer de una protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original.

Con esta nueva norma, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se propone "avanzar en la garantía de la calidad y autenticidad de los aceites puestos a disposición del consumidor" y "mejorar la imagen del producto", en particular de las denominaciones de origen protegidas y las indicaciones geográficas protegidas y las marcas productoras. También tiene por objeto informar mejor al consumidor sobre las características del aceite que se pone a su disposición.

España, como líder mundial en la producción de aceite de oliva, mantiene así su firme compromiso con las medidas que contribuyan a reforzar "la competitividad de este importante sector", según destacaban entonces desde el Gobierno central. La hostelería y la restauración constituyen en muchísimos casos el único punto de contacto de los turistas que viajan a España con el aceite de oliva. "Que puedan encontrar un producto de calidad, bien presentado y adecuadamente manejado supone, sin ninguna duda, una buena carta de presentación del producto, lo que facilitará un incremento de la demanda de nuevas exportaciones", defendían tras la aprobación del real decreto desde el Ministerio de Agricultura.