El 8 de mayo de 1945, acababa la II Guerra Mundial con la ocupación de Berlín que fue dividido en cuatro sectores: francés, británico estadounidense, y el soviético, separado de los demás por el Muro de Berlín (1945-1990). El famoso paso fronterizo Check Point Charlie estaba situado entre los sectores estadounidense y el soviético. Mas que una división administrativa los cuatro sectores de Berlín fueron un modo de control en una zona de conflicto político. Una situación similar se ha producido en As Catedrais donde los cuatro sectores del CheckPoint As Catedrais son la Xunta, Ministerio de Medio Ambiente y Concello de Ribadeo y finalmente el Mar. La Rasa cantábrica es competencia de la Xunta de Galicia, la playa, de la Demarcación de Costas incluida la escalera de bajada. Y la ordenación del espacio superior ha sido asignada al Concello de Ribadeo. Y luego el mar, que, como los soviéticos en 1945 en Berlín, determina la vida de los otros tres sectores.

La costa cantábrica de Galicia entre Ribadeo y Ortigueira es, esencialmente, un acantilado interrumpido por pequeñas ensenadas, los canales excavados por los pequeños ríos cantábricos. Las playas son escasas e incluso pueden desaparecer con la marea alta. Otra característica de la costa es su parte alta: un relieve tan llano que recibe el nombre de " rasa cantábrica ". En Augas Santas o As Catedrais, las tres características que hemos mencionado -rasa cantábrica, acantilado y playa de marea baja- se presentan de forma muy clara. También allí la erosión marina ha socavado la costa dando lugar a la formación de corredores o de cuevas (furnas) que dan un atractivo especial a la zona.

En Galicia la integración del patrimonio geológico con el natural (biológico) comenzó a hacerse realidad con la declaración, en 2012, del Monumento natural del Pliegue do Courel (Campodola-Leixazós). Aunque As Catedrais gozaba de similar protección ya desde febrero de 2005 no lo fue exclusivamente por su valor geológico sino mas bien por su valor ecológico y biológico (Red Natura). Pero el interés creciente por As Catedrais ha sustituido el valor de la fauna y flora por la atracción de unos arenales, aparentemente inocuos, que aseguraban un paseo tranquilo bajo arcos de piedra 135 veces milenarios durante la marea baja. Y como no siempre coincidía la marea baja con las horas diurnas empezaron los problemas de manejar multitudes (de hasta un millón de personas/año) durante el intervalo de bajamar que la topografía llana de la costa acortaba. Se limitaron a 4.000 las visitas diarias a la playa (pero muchos deambulan sin control sobre la parte alta del acantilado). Y hacer cumplir las normas precisa un control que nadie (Concello de Ribadeo) quiere asumir y por tanto los miles de visitantes ni respetan normas, ni leen carteles e ignoraban todas las prohibiciones. En Berlín, lo único que funcionó fue la pesada organización soviética, aquí es el mar, demostrando una tozudez eslava. Con marea alta, temporal o lluvia aquí no entra nadie, con marea baja es un territorio minado con bloques y piedras inestables. En 2017, con la mosca en la oreja, la Consellería del Medio Natural pidió un informe de As Catedrais que reveló, el grave estado de deterioro del acantilado rocoso y los riesgos mortales por caída de piedras y hasta bloques. Pero la experiencia de años anteriores con cientos de miles de visitantes sin ningún problema restaron dramatismo a los avisos. Hasta que con el inicio de 2018 y después un duro invierno con temporales y lluvias intensas y continuas ha llegado el único, hasta ahora, fatal accidente. Aplicando fríamente las estadísticas As Catedrais es un entorno bastante seguro aun cuando en el informe de 2017 donde se detallan los riesgos potenciales, se permiten calificar el entorno de peligroso y tal vez mortal. En una sociedad como la actual irreflexiva y volcada en la adquisición de imágenes lo mas espectaculares posible y que, además, deben ser transmitidas inmediatamente por internet, a cualquier coste y a todas partes, las desgracias o las tragedias se asumen como un riesgo admisible y no se toleraría, sin protestas, una limitación de la libertad para adquirirlas al coste que fuera. Pero el hecho cierto es que un gobierno responsable no lo debe permitir. Y si no se controla el uso de As Catedrais no solo pueden perderse vidas sino también puede llegarse a dañar el mismo monumento natural que se pretende conservar como parte del enorme atractivo de los recursos naturales geológicos de Galicia. Y para colmo de males la duración geológica del monumento, entre 100 y 200 años como máximo, debido sobre todo al ascenso del nivel del mar, aun aumenta la gravedad del problema.

La solución a la superocupación de As Catedrais es la diversificación de la oferta. En el noroeste gallego existen muchos mas destinos con similares atractivos y fácilmente accesibles. Por poner ejemplos cercanos las visitas a Punta dos Aguillóns en Cabo Ortegal que constituyen la mejor perspectiva de la cicatriz dejada por la rotura de Pangea hace 200 millones de años o la vista desde Vixía Herbeira de los grandes deslizamientos traslacionales de mas de 600 metros de altura que afectan a la costa o incluso el mismo valle de Santo André de Teixido producido por la actividad de la falla de As Pontes entre 37 y cinco millones de años antes de ahora. Tan solo estos serían recursos que convenientemente difundidos podrían dirigir la creciente curiosidad por el mundo natural en Galicia a zonas relativamente próximas. Solo de una protección seria y respetuosa y de una información exhaustiva de los recursos puede derivarse un turismo científico más seguro y respetuoso con el medio natural de Galicia.