El tiempo es un buen tema de conversación para romper el hielo con los vecinos cada vez que se coge el ascensor o mientras se espera en la parada del bus o la cola del supermercado. Hablar de las ciclogénesis, los nubarrones, el ansia por que se acabe la sequía o el hartazgo por las continuas lluvias suscita interés, sobre todo en Galicia, donde el tiempo tiene un papel relevante ya que la comunidad es "la puerta de entrada de las borrascas". Además, Galicia fue pionera en la predicción a través de modelos numéricos. Del tiempo y de la evolución de la meteorología también hablaron y compartieron opiniones el exportavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Ángel Rivera y la física gallega Beatriz Hervella. Sus reflexiones aparecen recogidas en su libro El tiempo compartido: diálogos de meteorólogos, que el viernes presentaron en Madrid y que a finales de mayo darán a conocer en Santiago.

Uno de los asuntos que no podía faltar en sus conversaciones es el cambio climático porque, reconoce Hervella, "el tiempo está cambiando y se está empezando a notar". Aunque no hay estudios con los que se pueda atribuir el calentamiento global a la sequía que sufrió la comunidad el año pasado ni a la sucesión de temporales de este invierno, todo apunta -señala- que es la causa principal. El cambio de tendencia hacia un aumento generalizado de las temperaturas -sobre todo por las noches con menos heladas- y a la concentración de precipitaciones en periodos más cortos e intensos en forma de temporales puede hacer perder a Galicia el estereotipo de que "aquí siempre llueve" porque no se prevén a largo plazo tantos días de precipitaciones a lo largo del año sino "mucha agua en poco tiempo".

El cambio climático también desordena la entrada de los frentes lo que reduce la probabilidad de acertar. ¿Quién no se ha quejado alguna vez de una predicción errónea en los espacios del tiempo en la televisión que ha aguado los planes previstos? Aunque parezca algo habitual, las estadísticas revelan sin embargo que no se falla mucho y el porcentaje de acierto para el día siguiente es del 92%. "Hoy avanzamos el quinto día con la misma fiabilidad que el segundo en los años 80". Si se compara con los inicios de la disciplina, el avance es "abismal".

En el libro, Hervella y Rivera hacen precisamente un repaso por la historia de la meteorología y recuerdan, por ejemplo, que en 1922, aunque el matemático británico Lewis Fry Richardson propuso usar un modelo numérico de ecuaciones diferenciales para realizar el pronóstico meteorológico, no tuvo éxito porque "conseguir una solución que le permitiese adelantarse en el tiempo suponía tener a 62.000 personas trabajando haciendo cálculos".

Si la primera mitad del siglo XX el avance en la disciplina se centró en conocimientos más teóricos, desde la segunda mitad, todos los progresos a nivel informático y tecnológico permitieron digitalizar los datos y perfeccionar el modelo meteorológico. Y fue la aparición de internet y la posibilidad de acceder a mucha más información lo que también provocó cambios en la forma de divulgar y acceder al pronóstico del tiempo. Algunos siguen fieles a la cita diaria con el boletín en televisión después de los informativos, pero los nativos digitales prefieren conocer a través del móvil la previsión en el lugar y la hora que les interesa.

Por eso, Beatriz Hervella, que fue una de las pioneras de MeteoGalicia, ahora a través de su empresa 4gotas ofrece servicios personalizados adaptados a las necesidades de los usuarios como alertas por mail sobre preferencias o para eventos. "Antes la gente tenía que adaptarse a la información del tiempo que aparecía en los medios que había y ahora somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a sus exigencias", aclara. A ello han contribuido las nuevas tecnologías, que hoy en día distinguen el pronóstico de un lugar a otro en una ratio de cuatro kilómetros cuando antes -explica- se daba el mismo para una extensión de 20 kilómetros.

Acostumbrados a hacer predicciones sobre si hay que llevar paraguas o no, Hervella y Rivera también se atreven a hacer cábalas hacia dónde avanza la disciplina. La vinculación de la meteorología con áreas como la economía provocarán -augura la física gallega- que el tiempo no esté disponible solo en la pantalla del móvil sino en el resto de los electrodomésticos del hogar. Y no habrá que esperar mucho para comprobarlo porque ya hay ejemplos que ya se han lanzado.

Ya es posible hacer las tostadas y saber qué tiempo va a hacer mientras se desayuna. Se trata de una tostadora inteligente que se conecta por wifi para obtener el pronóstico de ese lugar y lo imprime en la rebanada de pan que se ha insertado. También se puede conocer esa información al lavarse los dientes según el sabor de la pasta. Expertos de Estados Unidos desarrollaron un dispensador inteligente que sabe a menta si hace frío, a canela si hay sol y cambia de color a azul si se espera lluvia.

Pese a todos estos avances en la evolución de la meteorología, los autores de El tiempo compartido admiten que todavía hay cosas que mejorar. Beatriz Hervella aboga porque los divulgadores como ella empiecen a usar el concepto de probabilidad de lluvia como ya se hace en otros países. Explica que es el predictor el que decide si hace sol con lluvia o solo lluvia en función del porcentaje. "Quizás un 30% de posibilidades de precipitación para salir a la calle no sea relevante pero sí para organizar otras actividades y es la gente la que debe decidir teniendo ese dato y no el meteorólogo al traducir la cifra en símbolos", aclara.