Comerciantes, almacenistas y agricultores de Muxía han tenido que deshacerse de toda la patata que tenían almacenada de la cosecha del año pasado, la que iban a plantar esta temporada o la que ya habían sembrado. Mes y medio después de que se detectase la polilla guatemalteca en el municipio coruñés de A Costa da Morte, la Xunta ha destruido más de 56 toneladas de tubérculo en la zona para tratar de frenar la expansión de la plaga a localidades próximas, entre ellas Coristanco, el segundo ayuntamiento gallego con más producción en la comunidad.

En los primeros días en que se detectó la plaga, que ya afecta a 33 ayuntamientos gallegos -15 en la provincia de A Coruña y 18 en A Mariña lucense-, fueron retirados 3.885 kilos de patata en Muxía y desde el pasado 25 de abril, fecha en la que comenzó la campaña de recogida, fueron destruidos otros 52.700 kilos -30.249 kilos para consumo, 12.276 para sembrar y cerca de 10.000 ya plantados-, según detalló ayer la directora xeral de Agricultura, Belén do Campo, durante su comparecencia el Parlamento gallego.

Los afectados en Muxía ya pueden solicitar desde hoy las ayudas por la cosecha o la patata de simiente destruida, según recoge el decreto publicado ayer en el Diario Oficial de Galicia y que recoge indemnizaciones para este año por un importe de 100.000 euros. Por la retirada en los otros 32 ayuntamientos afectados por la polilla, ya fueron indemnizados 1.225 propietarios por un importe total de 186.000 euros.

Desde que se detectó la plaga de la patata en Galicia en el año 2015 -la hipótesis que se maneja es que la plaga llegó a la comunidad en tubérculos transportados en barco desde Canarias, donde la plaga persiste desde hace ya once años-, la Consellería do Medio Rural destruyó 360 toneladas, principalmente en fincas para consumo propio. Además, se hicieron operaciones de fumigación e instalación de trampas y se prohibió plantar en determinadas zonas y se fijaron kilómetros de redes para evitar la extensión de la polilla a las tres principales comarcas productoras: Limia, Coristanco y Bergantiños.

Más de un año después de que el Ministerio de Agricultura prohibiese plantar patata en las zonas afectadas por la plaga, Do Campo reconoció que aún hay personas que se saltan la prohibición, por lo que pidió colaboración a los diputados y al conjunto del sector agrario para aunar esfuerzos con el objetivo de erradicar la polilla en la comunidad.

17 expedientes

En su intervención en la Cámara gallega, la directora xeral de Agricultura reveló que las inspecciones en las plantaciones, almacenes, puntos de venta y vehículos de transporte han derivado en la apertura de 17 expedientes de sanción.

Desde el PP, Carlos Gómez abogó por evitar que la plaga desemboque en una situación de crisis y afirmó que la Xunta actuó con "celeridad", por ejemplo, en el reciente caso de Muxía.

Sin embargo, la oposición criticó la lentitud y la falta de efectividad de algunas medidas.

El diputado del PSdeG José Manuel Pérez Seco reprochó a la Xunta que "tardó en reaccionar en la gestión" de la plaga e insistió en reclamar una explicación sobre las razones por las que se detectó en zonas de hasta cien kilómetros de distancia del punto inicial, además de haberse propagado a más de una treintena de municipios.

Tanto la diputada de En Marea Paula Quinteiro como el del BNG Xosé Luís Rivas coincidieron en cuestionar también la lentitud inicial y la falta de efectividad de las medidas, y en reclamar una mejor dotación de personal en las denominadas "oficinas agrarias", además de otros reproches.